El contenedor marrón que Europa obliga

Antón Lois AMIGOS DA TERRA VIGO@TIERRA.ORG

VIGO CIUDAD

cedida

Más de 40 concellos de la provincia empezaron a usarlo hace cuatro años

10 jun 2019 . Actualizado a las 17:02 h.

Ya llega el contenedor marrón y como no podía ser de otra forma la iniciativa municipal se presenta como «pionera». Como viene siendo habitual se necesitan unos minutos para comprobar que esta iniciativa «pionera» lleva tiempo implantada en decenas de ciudades, apertura con tarjeta ciudadana incluida.

 Dejando las hipérboles tan del gusto de la alcaldía al margen (solo recomendando documentarse un poquito, o asesorarse antes de soltar calificativos triunfales) vamos a lo importante que es clarificar en que va a consistir esta novedad en el sistema de recogida de nuestros residuos y para empezar señalemos que se trata solo de eso, de una novedad para recogerlos y llevarlos lejos, porque en Vigo no se gestionan los residuos que producimos y le «dejamos el marrón» nunca mejor dicho, a otros. En el fondo solo se trata de cumplir la normativa europea que entra en vigor en 2020 y exige que el 50% de nuestra basura pase a la recogida selectiva. La fracción orgánica de los residuos en Vigo, la que se depositará en el contenedor marrón, supone nada menos que 126 toneladas diarias y sin una recogida diferenciada de esa parte es imposible llegar al objetivo ineludible y en cualquier caso en 2023 será obligatorio también separar los bioresiduos.

Más de 40 concellos de la provincia fueron previsores y empezaron a hacerlo desde hace cuatro años (a través del programa Revitaliza de la Diputación Provincial) y no tendrán que aplicarlo ahora in extremis, con cinco meses de plazo. Una vez separados los bioresiduos solo tendremos que casi triplicar la actual tasa de recogida selectiva. Como verán, estos meses van a ser muy intensos y el simpático Dinoseto no va a dar abasto para convencernos de todo lo que tenemos que separar. No será este contenedor marrón la única novedad porque se empiezan a instalar en Vigo contenedores con tapa roja y esto si es una novedad exclusiva de Vigo. Esto de los colores en los contenedores no es un capricho, pues se corresponde con un código general que los identifica con la tipología de residuos a los que se destinan. En general el color rojo identifica residuos tóxicos, peligrosos y biocontaminados, pero en nuestro caso y a falta de los ocho puntos limpios prometidos hace años ponemos la tapa roja donde por el mundo adelante se utiliza el gris, que viene siendo el color que identifica, excepto en Vigo, aquellos residuos no reciclables ni compostables.

En estos casos el tamaño importa e invita a hacernos una pregunta: si ese contenedor está destinado a la fracción resto y dicha fracción tiene que ser consecuentemente, con diferencia, la más pequeña en peso y volumen ¿por qué dichos contenedores pasan a ser ahora más grandes (de 2.400 a 3.000 litros de capacidad)? ¿No confiamos en que la ciudadanía sepa lo que tiene que ir en cada sitio? Si somos capaces de diferenciar una papeleta electoral de otra ¿no sabemos distinguir un chupete de una monda de patata? Quizás hace falta empezar por lo que siempre se deja para el final: Educación ambiental. El problema es que la educación ambiental real (no confundir con el greenwashing) empieza por reducir la cantidad de residuos que generamos especialmente en países enriquecidos a un ritmo que el planeta no puede soportar. Enseñar qué meter en los respectivos contenedores es secundario.

Plásticos, a otro sitio

Pero esta semana tenemos otra novedad: oficialmente Vigo declara su objetivo de convertirse en ciudad sin plásticos ¿Quiere esto decir que por fin comienza una intensa campaña de concienciación para reducir nuestra generación de plásticos? En realidad sobre eso, que es lo esencial, no se presenta ni una sola iniciativa. ¿En qué consiste entonces ser una ciudad sin plásticos? Pues igual que ahora en llevarlos a otro sitio. Nuestras 45 toneladas diarias, y en aumento, se recogerán en el camión correspondiente y se llevarán de Guixar a Cerceda (160 kilómetros, no encontramos un sitio más lejos) y cuando ya no se vean escondidos bajo la alfombra podremos presumir de que en Vigo no hay plásticos.