Superar el localismo y buscar la cooperación. ¿Pero cómo?

Pablo González
Pablo González REDACCIÓN / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Junta de Gobierno del área metropolitana de Vigo celebrada en enero del 2017
Junta de Gobierno del área metropolitana de Vigo celebrada en enero del 2017 M. MORALEJO

Existe controversia sobre las fórmulas de colaboración entre concellos y áreas metropolitanas

16 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Quizás el modelo de planta municipal y los órganos superiores que dan cobertura a los concellos -las diputaciones provinciales, principalmente- no sean asuntos candentes en la campaña para los comicios locales. Son tal vez asuntos que tienen que ver con el modelo de Estado o incluso con la forma en la que las distintas comunidades autónomas organizan sus propios territorios, asumiendo la provincia como marco natural, apostando por la comarcalización o impulsando entes supramunicipales como las áreas metropolitanas.

En el caso de Galicia ha habido un intento serio de configurar un área metropolitana en Vigo y su entorno. Aunque cuenta con un texto normativo consolidado, fue suspendido por orden judicial, al negarse el concello matriz (Vigo, lógicamente) a integrar el transporte urbano público de la ciudad.

El 70 % de los ciudadanos europeos viven en áreas metropolitanas con un núcleo urbano -o varios- de referencia, unos entornos urbanizados que se están convirtiendo en los grandes motores económicos y de innovación europeos. Muchos ciudadanos se fueron a vivir extramuros de las ciudades, buscando más tranquilidad y precios más asequibles, y en muchos aspectos siguen sintiéndose vinculados a la ciudad matriz. Así, demandan unos servicios uniformes y comunes, especialmente en el ámbito del transporte, abastecimiento, medio ambiente... En el caso de Vigo, el germen fue la creación de una mancomunidad en 1991. Pero, como en todos estos procesos de cohesión supramunicipal, se evidencian las múltiples dificultades y recelos, especialmente desde los poderes políticos de las ciudades matriz, muy celosos de su autonomía y jerarquía. La idea que subyace a la ley aprobada por el Parlamento gallego era que esta área metropolitana sirviera de modelo para otros procesos similares -el del área de A Coruña, por ejemplo- y mejorar la calidad de los servicios «sin que esto suponga nuevos impuestos».

«Despilfarro»

Pero no todo el mundo está de acuerdo con la creación de estos entes supramunicipales. Expertos como Carlos Ferrás Sexto, profesor de Geografía Humana de la USC, cree que es necesaria la colaboración intermunicipal, pero considera que el futuro debe ir «hacia planificar, jerarquizar, reducir y organizar el mapa de concellos, que ya tiene más de 200 años». «No se pueden crear más entes administrativos territoriales superponiendo unos a otros. Es un despilfarro de recursos y crean una mayor burocracia con duplicidades administrativas que confunden al ciudadano. Hay que revisar y analizar la viabilidad del mapa municipal y el papel de las diputaciones provinciales», asegura.

Lo cierto es que, con las iniciativas de la Consellería de Infraestruturas y Mobilidade, el transporte metropolitano es todo un éxito en el área coruñesa sin necesidad de un ente metropolitano que lo organice. Pero es evidente que para establecer servicios comunes hay que superar la barrera del localismo, muy asentado desde siempre en Galicia. Los municipios más grandes, en cualquier caso, deberían dejar de mirarse al ombligo: sus ciudadanos ya no solo están dentro de las murallas, sino también fuera.