Un robot quirúrgico realiza una decena de operaciones ginecológicas en Vigo

E.V.Pita VIGO

VIGO CIUDAD

Xoán Carlos Gil

Doctores expertos en robótica del Hospital Vithas Fátima usan la máquina Da Vinci para eliminar el cáncer de útero y miomas preservando la fertilidad

07 may 2019 . Actualizado a las 19:58 h.

El segundo robot quirúrgico de Galicia ya opera a pacientes en Vigo. Ya ha hecho una decena de intervenciones de ginecología. Se trata de un modelo Da Vinci, de los que hay 70 en España y dos unidades en Galicia, una en el hospital San Rafael de A Coruña y otra en el Hospital Vithas Fátima en Vigo. Es el primero del sur de Galicia y ya lo están usando en Fátima, que lo desarrollará en operaciones urológicas, ginecología, cirugía general y torácica, otorrinolaringología  y otras especialidades. Vigo es pionero en cirugía ginecológica robotizada, que desarrolla la doctora Rosa Darriba. El robot Da Vinci es la versión Xi de cuarta generación.

La primera operación ginecológica en Galicia por cirugía robótica se realizó el 13 de marzo en Vigo a una paciente que se sometió a una histerectomía y linfadenectomía (extirpación de útero y de ganglios linfáticos). Tras ella le siguieron varias intervenciones, tanto de patología benigna como maligna. Según el hospital vigués, todas las pacientes han recibido el alta y su recuperación es satisfactoria. 

La doctora ginecóloga, Rosa Darriba, alabó las técnicas pioneras de cirugías mínimamente invasivas. Considera que ahora los robots maximizan los beneficios de la laparoscopia a la vez que aprovechan sus ventajas. Dicha cirujana usa un robot de última generación: «El desarrollo es imparable y las operaciones en el mundo crecen exponencialmente». La asistencia automatizada permite tratar cáncer de cuello de útero, algunos estadios de ovario, la extirpación de los ovarios y de los miomas, entre otros, así como los prolapsos del suelo pélvico o el atrapamiento del nervio pudendo que causa dolores fantasma. «Tenemos el privilegio de ser los primeros de Galicia en ofrecer este servicio a nuestras pacientes. Con un zoom te permite ver los vasos sanguíneos con gran detalle y el sistema elimina el temblor de la mano y la precisión hace una cirugía más limpia y con suturas de mayor calidad, aumentando más seguridad y menos infecciones y secuelas», añade la doctora. «Estamos muy satisfechos con los resultados», dijo. La idea es que el paciente se vaya a casa con unos pocos puntos, por su propio pie y en poco tiempo.

Su colega, el médico experto en cirugía robótica, Manuel Ruibal, califica la robótica mínimamente invasiva como la tercera gran revolución médica de la historia después de la anestesia y los antibióticos. «Es menos agresiva, la recuperación es más rápida y su precisión hace que las tasas de curación sean mejores y las secuelas inferiores», dice. En la urología hay menos riesgo de que el paciente operado sufra incontinencia o impotencia porque los movimientos de corte son más precisos. Ruibal ha realizado 300 operaciones en cuatro años, 40 de ellas en Vigo desde octubre, todas de urología.

 El doctor maneja el robot sentado desde los paneles de mando de una videoconsola y mientras el paciente queda tumbado y anestesiado debajo de la máquina, que tiene aspecto de pulpo. El autómata le hace cuatro incisiones de 8 milímetros cada una y lo opera por dentro con tentáculos. Cada brazo articulado va dotado de una herramienta: la cámara, la pinza, las tijeras con quemador, y un apoyo para la sujeción. El cirujano puede ampliar la imagen en 3D y hacer zoom pisando un pedal de su panel de mandos. Puede cortar, coser y suturar y hacer movimientos imposibles hasta ahora como un giro de los cabezales de 360 grados que deja boquiabiertos a los cirujanos cuando ven la primera demostración. 

Demostración con una uva

El doctor Ruibal hizo una demostración para la prensa en un quirófano con el robot Da Vinci, valorado en tres millones de euros. El reto consistía en pelar una uva y luego coser la piel mediante ágiles maniobras de usura. Para obtener el espacio vacío necesario para que los cabezales se muevan dentro del cuerpo, la máquina insufla gas, dióxido de carbono, para inflar el abdomen sin riesgo de que los quemadores que cauterizan los vasos  sanguíneos dañen los órganos internos. Una operación difícil es de seis horas mientras que una sencilla dura entre dos y tres. El doctor tiene que mover cuatro brazos con solo dos, por lo que uno lo usa de cámara y el otro de sujección y se centra en las pinzas y las tijeras. Con gran maestría, hace unos en un hilo de nailon tan fino como el grosor de un cabello. 

Uno de los trucos del robot Da Vinci es que hace movimientos muy suaves a pesar de la ley de la palanca. Debido a su longitud de medio metro de la vara, el punto de apoyo situado arriba movería las puntas con fuerza con gran riesgo para el paciente pero ese movimiento ha sido compensado y eliminado.

 Ruibal señala que en Vigo se han realizado operaciones muy complejas. Dos fueron para quitar un tumor en un riñón con riesgos en el sangrado. Luego, tuvieron que coser el órgano. 

También hicieron en Vigo dos operaciones robotizadas de cáncer de vejiga. El doctor tuvo que retirar la vejiga y hacer una nueva con un trozo de intestino de 70 centímetros, cuya forma tubular reconvirtió en una esfera para simular un depósito de orina. Luego, lo cosió y suturó. La operación duró entre seis y siete horas. La diferencia es que si se hubiese hecho de forma manual, sería una intervención muy agresiva y habría muchas complicaciones futuras por posibles infecciones que con el robot se minimizan.

Además, han aplicado una técnica novedosa para la liberación del nervio pudendo que causa dolores fantasma en la pelvis. No se sabe muy bien qué es lo que lo genera pero la solución pasa por liberar con el robot el punto.