En el vivero de O Castro había tres mesas en un espacio mínimo y unos votantes protestaron; se ha tenido que trasladar una mesa y la cabina
29 abr 2019 . Actualizado a las 13:30 h.La Policía Local ha tenido que intervenir esta mañana en un colegio electoral de Vigo ante la aglomeración de gente que se estaba formando. Se trata del vivero municipal de O Castro, donde están instaladas tres mesas electorales. En torno a las once ya había una gran afluencia de gente y las colas se volvieron enormes, según explican tres personas que las presenciaron. Las tres mesas con las urnas estaban colocadas dentro de un pequeño galpón, además de la mesa de las papeletas y la cabina. Con solo veinte personas dentro (y por cada mesa hay un mínimo de tres) la sensación era de absoluta falta de espacio. Mucha gente se indignó, protestó y llamó a la policía.
Alexandra Touza soportó la fila al sol durante cerca de media hora. «Estuve a punto de marcharme, pero mi padre me animó a quedarme», dice. «La gente pedía que le sacasen las papeletas por la ventana para no tener que entrar, era muy agobiante», explica. La Policía Local levantó un parte con lo sucedido.
El apoderado del PP en ese punto de votación, el concejal Ángel Piñeiro, explica que la policía colocó unos conos para facilitar el tránsito de la cola. Además, se decidió sacar la cabina al exterior y colocarla en un patio. La mesa de las papeletas se instaló fuera, bajo un tejadillo, algo que el apoderado del PP y la del PSOE vieron como una buena solución.
En torno a las 15.00, además, una de las mesas se trasladó a otro pequeño galpón dentro del mismo recinto, con el visto bueno del presidente y con la ayuda de los operarios municipales, según pudo presenciar La Voz. Todo con el objetivo de aliviar un espacio que era mínimo para ejercer el derecho al voto.
La gente convocada a votar en el vivero de O Castro explica que normalmente acude a las urnas en el conservatorio de música, pero en esta ocasión no, a pesar de que este centro educativo sí está habilitado como punto de votación. «Esperemos que lo cambien», dice Touza.