Elogio de la xoaniña

VIGO CIUDAD

cedida

Las mariquitas, que ya se pueden ver en los parques de Vigo, son insecticidas naturales y comen hasta cien pulgones al día

29 abr 2019 . Actualizado a las 10:19 h.

La primavera nos trae estas buenas noticias: ya las empezamos a ver. Son inconfundibles y nada discretas porque a pesar de ser tan pequeñitas pocas cosas destacan más que ese tono rojo vivo moteado de puntitos negros sobre las hojas verdes. Nos referimos a la xoaniña, también conocida como mariquita o Coccinelidae. Nuestras amigas son una amplia familia de más de 4.000 especies repartidas por todo el mundo. 

Es sin duda uno de los escarabajos más hermosos, pero estas cosas dependen del punto de vista y no a todo bicho viviente les resultan simpáticas ni aprecian su agradable compañía. Si usted fuera un pulgón, un ácaro o una cochinilla viviendo feliz a lo suyo con sus actividades cotidianas, que consisten básicamente en hacerle la puñeta a una planta, no tendría peor noticia que recibir la visita de una xoaniña. Son auténticas máquinas de devorar pulgones. Pueden zamparse 5.000 a lo largo de su vida, a razón de un centenar diario y sus larvas unas 150 diarias. Son muy lindas, pero unas depredadoras despiadadas, que una cosa no quita la otra, aunque podemos pensar que donde las dan las toman y, a su vez, las xoaniñas también son parte de la dieta de muchas especies insectívoras.

Pero decíamos que todo tiene diferentes puntos de vista. Si recuperamos nuestra condición humana apreciaremos que, además de alegrarnos la vista, las xoaniñas son auténticos insecticidas naturales y por tanto estimables aliadas que nos hacen un gran favor al comerse a buena parte de sus primos, consideraciones morales al margen.

Estos días a poco que nos asomemos a cualquier parque urbano de Vigo, especialmente a las denominadas «zonas abandonadas» de los mismos o a cualquier huerta, las podremos ver, y si agudizamos la vista encontraremos unas minúsculas bolitas amarillas en alguna hoja cercana, que son sus puestas.

Una sola xoaniña puede llegar a poner casi un millón de huevos a lo largo de su vida, cosa que nos invita a hacernos una pregunta: con semejante capacidad reproductora, ¿por qué es cada vez más raro verlas? La explicación es que están en serio peligro y el motivo es que se encuentran en medio de una espiral absurda: las plagas agrícolas aumentan con la agricultura industrial.

La paradoja insecticida

Cultivamos enormes extensiones de una sola especie en suelos cada vez más pobres en nutrientes que tenemos que fertilizar artificialmente. Esto produce plantas más débiles y más vulnerables al ataque de las plagas. Recurrimos a todo tipo de insecticidas para eliminar esas plagas sin pensar que, al mismo tiempo, envenenamos a sus depredadores naturales, como lo son las mariquitas. Sin estos aliados para el control ecológico las plagas aumentan, lo que se traduce en el incremento del uso de biocidas, que matarán también a las xoaniñas y así sucesivamente.

¿Cómo podemos ayudarlas? Ante todo potenciando la agricultura ecológica que, además de diversificar y rotar los cultivos, cuida mucho a estas aliadas naturales. Esto se puede hacer no solo como agricultores sino como consumidores. Cuanta más demanda tengan los productos de agricultura ecológica más hectáreas se cultivarán así. No solo el medio ambiente, sino nuestra salud, y la de las xoaniñas, nos lo agradecerán.

Y si queremos construirles un refugio, es tan simple como una cajita de madera con un lateral abierto y en el mismo introducir trocitos pequeños de cañas de pequeño tamaño orientadas al sur. Allí se instalarán para criar e hibernar siempre que tengan cerca plantas infestadas de pulgones.

Si además planificásemos la vegetación urbana pensando en ellas y en las plantas que las atraigan y les sirvan de refugio, o planificásemos nuestros jardines, ya sería perfecto.