Un aparejador acusado de timar a dos compradores de pisos alega que les hizo una «oferta especial» de amigo

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El implicado alega que acordó con el dueño del inmueble disponer de tres pisos a cambio de reformar el edificio y ahora se siente engañado

23 abr 2019 . Actualizado a las 19:23 h.

La Quinta Sección de la Audiencia de Pontevedra, con sede en Vigo, ha celebrado esta mañana un juicio a un aparejador acusado de estafar a dos compradores de pisos el 25 de mayo del 2009. El aparejador está acusado de fingir ser el dueño de dos viviendas de las que tenía llaves por estar a cargo de su reforma y apropiarse de los 185.250 euros que le entregaron dos compradores, dos hermanos que eran sus amigos, y que han retirado hoy su denuncia contra él tras llegar a un arreglo. El fiscal reclama que el profesional técnico sea condenado a cuatro años de cárcel por estafa pero, al final del juicio, retiró la reclamación de 180.000 euros de responsabilidad civil porque los denunciantes renunciaron a seguir el procedimiento una vez que el acusado, que se declaró inocente, les firmó un reconocimiento de deuda.

Una de las víctimas contó en el juicio que descubrieron el engaño un año después de pagar toda la vivienda. Al querer escriturarla, el aparejador les confesó que el piso era propiedad de un constructor y no de él. «Confiaba totalmente en él», dijo. No reclama nada porque el aparejador reconoció su deuda con él. 

El otro perjudicado dijo que él y su hermano le dieron parte del dinero al aparejador para sufragar la reforma del edificio y, a cambio, cuando se acabasen las obras en dos años tendrían un piso cada uno. Entregó 85.000 euros en la creencia de que el aparejador era el verdadero dueño e ignoraban que había un constructor detrás. No reclama porque «nos demostró que el dueño estaba enterado de todo».

El aparejador, A.L.G.V., ahora de 68 años, cuenta que le presentaron a un agente inmobiliario con el que cerró un acuerdo verbal por el que él le realizaba unas obras en un edificio en construcción. A cambio, podría disponer de tres pisos. Le colocó dos inmuebles a dos hermanos a un precio especial de amigo porque «había una amistad muy fuerte y pensamos que todo iba a ir pero hubo un cambio de la situación fortísimo por un hueco en el mercado inmobiliario. Yo me sentía propietario de esos pisos porque tenía opción a ellos». «Siempre he sido confiado, actuamos de buena fe, nunca me quedó duda de que yo podría escriturar los pisos a mí nombre o a terceros», dijo. No les comentó de que él no tenía la propiedad. También intentaron vender el edificio pero no tuvieron éxito. 

Hizo un reconocimiento de la deuda de 180.000 euros, según peritaje, y él aportó 160.000. Luego, lo desalojaron judicialmente de su vivienda en un lanzamiento. 

«Me siento perjudicado», indicó, dejando caer que el promotor le había engañado a él también. Tampoco dio nunca con la localización del promotor inmobiliario, al que le envió sucesivos burofaxes sin obtener respuesta. «Implícitamente, en una carta del 2010, reconoce que los pisos eran para mí como pago aplazado de las obras de rehabilitación pero decía que había que esperar a acabar toda la obra», dice. «No tuve intención de engañarles a los clientes, yo tenía la seguridad de que iba a recibir las viviendas», añade. «El promotor no da la cara pero creo que no actuó con mala fe», indica.

El constructor no compareció al juicio pese a ser citado.