La tragedia del Órbigo

Eduardo Rolland
Eduardo Rolland LA BUJÍA

VIGO CIUDAD

12 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Toda una generación de vigueses quedamos marcados por la tragedia del río Órbigo. Muchos éramos demasiado pequeños como para conocer a alguno de los 45 niños que murieron en el dramático accidente de autobús del 10 de abril de 1979. Pero luego tratamos a hermanos y familiares de las víctimas. En mi caso particular, tengo un amigo superviviente, con el que he hablado mucho de aquello, para intentar entender que la vida sigue y la entereza convivir con recuerdos tan dolorosos. También conozco a allegados de los profesores fallecidos, algunos auténticos héroes que dieron su vida por salvar a los pequeños. Y a un buceador de rescate que vivió en aquel río la peor experiencia de su vida. Tanta gente conozco relacionada con aquel desastre que mi propio cuñado, que estudiaba en el colegio Vista Alegre, no fue a aquella excursión porque su madre le prohibió ir sin su hermana, a la que no dejaban viajar porque era muy pequeña.

Han pasado cuarenta años y aquel drama del Órbigo sigue muy metido en el alma de todos los vigueses. Y siempre se nos encoge el estómago al viajar a Madrid y pasar por aquel pueblo, aunque ahora la autovía nos haya desviado del lugar de la tragedia, donde un cruceiro honraba a las víctimas.

Y es que no se puede borrar aquello. Por eso es bonito que Vigo y Santa Cristina de la Polvorosa lo hayan recordado esta semana, con sendos homenajes. Porque no vamos olvidar nunca el Órbigo, ese río pequeño, apenas un regato buena parte del año. Verlo pasar curso abajo, manso y sin apenas agua, es una forma de no entender nada. Toda una lección de la levedad de esta vida.