El redactor de «Faro de Vigo» se alza con el premio Carracedo de periodismo en su edición número 29
12 abr 2019 . Actualizado a las 08:23 h.Javier Fraiz (Ourense, 1986) tenía apenas tres años cuando se entregó el primer premio de periodismo José Aurelio Carracedo. El próximo 3 de mayo, Día de la Libertad de Prensa, el nombre de este profesional de Faro de Vigo quedará unido al del inolvidable periodista de La Voz como ganador de la edición número 29 del certamen que convoca la Diputación de Ourense.
-¿Qué sintió al conocer el veredicto del jurado?
-Estoy abrumado. No me lo esperaba. Y ya sé que es lo que siempre se dice, pero es cierto. Es un premio que, además del prestigio que supone por el nombre de Carracedo, está fallado por un jurado netamente profesional y eso lo hace todavía más especial.
-¿Qué referencias tiene de José Aurelio Carracedo?
-Obviamente no lo conocí y las referencias son las que te van contando los más veteranos. Siempre te hablan de él como un periodista de raza, un profesional honesto. Al final, esos son los valores que todos los que nos dedicamos a esto queremos encarnar; sobre todo hoy en día que a veces parece que la profesión se pone en entredicho o está mal considerada.
-¿Son buenos o malos tiempos para el periodismo?
-Yo creo que es una profesión más necesaria que nunca, porque es el mejor instrumento para evitar la manipulación, para luchar contra esto que se llama ahora fake news, que es lo que toda la vida fueron las falsedades, y para defender la democracia. Los principios que nos inculcaron cuando estudiábamos la carrera y cuando empezamos a trabajar siguen estando ahí y hay que reivindicarlos a diario porque siguen siendo irrenunciables, a pesar de las costuras que se le abren a la profesión por los ritmos de trabajo, por la precariedad laboral, por esa especie de dictadura que marcan las ediciones digitales de los periódicos.
-¿Cree que es mejor o más difícil en ciudades pequeñas?
-Yo creo que en las ciudades pequeñas también se puede hacer buen periodismo. No hace falta estar en Madrid o Barcelona para contar las cosas que pasan, mantener a la gente informada y dar voz a quien lo necesita. Eso es posible también en una ciudad como Ourense y hay que reivindicar el periodismo local, de proximidad, porque las historias que más interesan son las que están en la puerta de al lado. Creo que trabajar en una ciudad pequeña, donde te pueden conocer, donde puedes vivir incluso en la misma calle que un político del que tienes información o donde te puedes encontrar de noche con una persona que está investigada, no tiene que ser una cortapisa para el buen ejercicio de la profesión.
-¿Cree que el premio le cambiará algo?
-Creo que un reconocimiento como este siempre es un espaldarazo y a la vez un acicate, pero lo que está claro es que lo bueno y lo malo de esta profesión es que el periodista empieza de cero cada día y tienes que salir a mantener el listón siempre alto.