Último adiós a Constantino

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Oscar Vázquez

Os Ningúens recuerda al okupa muerto la semana pasada en penosas circunstancias

03 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

En una cochambrosa habitación de un edificio abandonado de la calle Llorente acabó sus días la semana pasada un indigente rumano que vivía de okupa. Llevaba varios días muerto cuando otro sintecho descubrió el cadáver sentado en un sofá y avisó a la policía. De esta nueva víctima de la exclusión social se sabe su nombre y poco más. Lo llamaban Constantino y era un hombre que malvivía sin ningún ingreso.

El colectivo Os Ninguéns ha organizado para esta tarde un acto en su recuerdo. Se celebrará a las seis y media en la Praza da Constitución. Junto con colectivos como la Red Solidaria Popular y Distopía guardarán un minuto de sileencio y le llevarán flores a la puerta de su choupano. Un portavoz leerá un manifiesto para reflexionar sobre este trágico suceso. Los colectivos sociales le darán así el último adiós mientras la policía continúa intentando averiguar su identidad.

Hasta el momento nadie ha echado en falta su ausencia. Ningún allegado lo ha reclamado. Constantino llegó solo, se cree que hace cuatro o cinco años, y así acabó. Un compatriota suyo con el que andaba tampoco pudo aportar datos para facilitar su identificación. El cuerpo sin vida de Constantino está abocado a reposar bajo una cruz identificada con un número en la parcela de los olvidados del cementerio de Pereiró. Os Ninguéns volverá entonces a su tumba para ponerle una placa con su nombre. «Nos parece lo correcto por una cuestión de dignidad», afirma el portavoz de Os Ninguéns, Antón Bouzas. No cree que Constantino llegara a los 50 años. Las personas que viven en la calle suelen vivir 20 años menos que quienes tienen todas las comodidades a su alcance.

El hombre estaba enfermo. Tenía una minusvalía en una pierna y siempre andaba con muleta y cojeaba bastante. Pero Os Ninguéns desconoce las causas de su muerte. «Pudo haber muerto de repente o puede ser que haya agonizado durante horas o incluso días. El que vive en soledad puede tener una muerte durísima a nivel psicológico y emocional», afirma Antón Bouzas.

Con el acto de mañana quieren visibilizar la situación de estas personas que viven en situaciones tan precarias y duras que se atenuarían «si funcionara mejor el acogimiento residencial, tanto en el albergue o en viviendas sociales o con equipos sociales multidisciplinarios para ayudarlos, sobre todo a tener adherencia a los tratamientos médicos», afirma Bouzas.

«Me regaló una camiseta de AC-DC que ahora tengo de recuerdo»

Constante tenía pocos amigos. Uno de ellos es Chema, que también anduvo en la calle. «Era una persona bastante reservada, tenía problemas con el alcohol, pero era tranquilo y no se metía con nadie», así lo recuerda este vecino de Vigo. Solía hablar con frecuencia con él. «Teníamos mucho cachondeo porque me llamaba Clemente y yo a él Florentino por el fútbol. Además me regaló una sudadera de AC-DC, que ahora me ha quedado de recuerdo», afirma.

El indigente vivía en unas condiciones deplorables en un edificio en ruinas lleno de escombros. «La casa está muy mal, puedes meter un pie y venirte abajo», afirma Chema. La Policía Nacional ha precintado el acceso a su habitación, pero en el edificio siguen viviendo otras personas sin techo.

Los colectivos que hoy tendrán un recuerdo para él leerán un manifiesto para expresar que sigue habiendo muertes prematuras de personas que malviven sin un hogar, en viviendas abandonadas altamente peligrosas, destrozadas por el paso del tiempo, en las que llueve dentro y sin luz ni agua ni servicios higiénicos básicos. «Auténticos choupanos patera onde a falta de limpieza da lugar a espazos totalmente insalubres», señalan. «En estas condiciones viven personas enfermas, medicadas, que no siguen los tratamientos que les prescriben, en medio de la angustia, la ansiedad, en estados depresivos y sin perspectivas de ser capaces de superar esta dura realidad». Los colectivos consideran que las ayudas que reciben resultan insuficientes.