En el año 1976, cuando todavía era alumno de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, fue uno de los firmantes de una carta en la que, junto a otros 16 estudiantes, se justificaba la violencia de la extrema derecha: «La violencia de la extremaderecha es el reflejo de su legítima defensa ante el asalto de grupos de signos absolutamente contrarios», rezaba en uno de sus controvertidos párrafos. Durante su etapa como ministro de Cultura de y Deportes, fue llamativa su permisividad con las actuaciones del expresidente de la Federación Española de Fútbol, Ángel María Villar.