Juzgado en Vigo por gastar una broma a la Policía y decir que había un tiroteo en su autoescuela

E.V.Pita VIGO

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E.V.Pita

La Fiscalía le acusa de desórdenes públicos por crear una falsa alarma que obligó a activar un protocolo especial y movilizar diez policías y un helicóptero

01 mar 2019 . Actualizado a las 19:43 h.

«¿Es el 112? Hay un tiroteo en mi autoescuela. Dos encapuchados han asaltado el centro, hay una persona ensangrentada, le dieron en una pierna y le hice un torniquete. Tienen cuatro rehenes secuestrados, escapé por las escaleras y los veo por la verja». Un alumno de una academia de conducir de Vigo telefoneó desde el móvil de una allegada para gastar una broma pesada al servicio de emergencias y ha acabado sentado en el banquillo. Tras la llamada, la policía activo un protocolo especial antirehenes, desplegó a su helicóptero, acordonó la calle y movilizó a diez policías, varios de camuflaje. Minutos después, descubrieron que era una falsa alarma causada por un bromista.

El juicio se ha celebrado esta mañana en el Juzgado de lo Penal número 1 de Vigo y la Fiscalía pidió que el joven I.L.M. sea condenado a nueve meses de cárcel como autor de un delito de desórdenes públicos por generar una falsa alarma.

Los hechos se remontan a las cinco de la tarde del 4 de enero del 2018 en la calle Gregorio Espino, en A Doblada. Tras recibir la alerta del tiroteo, la Policía Nacional sobrevoló el barrio con un helicóptero, envió a tres coches patrulla para acordonar la calle y cortar el tráfico, y destacó a cuatro agentes camuflados. Un patrullero verificó la presencia de gente en las oficinas de la academia. Tenían reciente el tiroteo en el que murió la policía Vanessa Lage en el 2014. Al final, un investigador telefoneó al despacho de la directora del centro y, ante las insistentes preguntas de si veía ensangrentados, desmintió todo: «Estoy bien, estoy sola, no pasa nada».

Tras desactivar el protocolo, los investigadores rastrearon el origen de la llamada al 112, derivada luego a la centralita de la comisaría. El sospechoso había dado su propio número de teléfono, cuya titular era una allegada. El 091 llamó otra vez a ese móvil, contestó el acusado y cotejaron su voz. Era un alumno de la autoescuela. La Fiscalía dice que es su misma voz y que «todos los hechos encajan».

A pesar de ser acorralado por la Fiscalía, el implicado ha negado todo en el juicio e interrumpió su contestación a la acusación para responder solo a su abogado. Ante la Fiscalía, admitió que a esa hora tenía el teléfono próximo a él pues estaba en su casa. Su defensa alega que había más usuarios del móvil como sus hermanos o primos, que también tenían acceso a la terminal. Además, su abogado argumenta que tal asalto era demasiado «peliculero» para ser verosímil pues ningún otro vecino del barrio avisó del tiroteo pese a que era factible que se hubiesen escuchado los disparos. No ve delito porque le parece más una broma pesada que una amenaza que crease incertidumbre. Alegó que el acusado tiene una «mentalidad pueril», que le impide comprender como un adulto las consecuencias de sus acciones, su coeficiente intelectual es «límite» y que cobra una pensión por discapacidad física en las manos. El caso quedó visto para sentencia.