Los comerciantes de Príncipe crean cantera

Luis Carlos Llera Llorente
luis carlos llera VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Oscar Vázquez

35 jóvenes seleccionados entre 500 candidatos se forman en el primer curso de la asociación del centro

24 feb 2019 . Actualizado a las 17:05 h.

Calle del Príncipe, 19.30 horas. Zapatería de una franquicia. Un cliente mira el escaparate y decide entrar para probarse unas deportivas. Recorre la tienda sin que nadie se le aproxime para atenderle. Pasan unos minutos y nadie aparece. Opta por marcharse. «Esto no puede ocurrir», dicen los profesores del curso que ha puesto en marcha la asociación Centro Príncipe. La entidad que aglutina a 180 comercios de esta calle y las aledañas está creando una cantera de dependientes que aprendan a dar la mejor atención y que, más adelante, puedan llegar a montar su propio negocio.

Después de varias semanas de formación teórica, los aspirantes realizarán sus prácticas en los comercios. Los sueldos de los dependientes en Príncipe suelen oscilar entre los 950 y 1.000 euros, aunque hay excepciones por abajo y por arriba. Montar tu propio negocio puede ser mucho más rentable, pero también es más arriesgado. La mayoría de los jóvenes no tienen fondos ni avales suficientes para comenzar y las subvenciones no dan para mucho cuando se consiguen.

Los cursos que imparte Centro Príncipe en su sede de la calle Urzaiz y en la de la Cámara de Comercio han despertado intéres. «Hemos recibido 500 solicitudes. Empezamos a seleccionar al personal en diciembre y escogimos 100 para diferentes cursos. Tenemos 15 que ya tienen un plan de montar su propio negocio», cuenta Enrique Núñez a las puertas de un aula de la Cámara de Comercio donde 35 jóvenes escuchan atentamente las explicaciones de la profesora Ana Bastos.

Para que los jóvenes aprendan a montar un negocio, los comerciantes de Centro Príncipe cuentan con la ayuda de la Asociación de Jóvenes Empresarios y con conocidos emprendedores como los responsables de Rei Zentolo, que les ayudan a aterrizar para que vean que no es oro todo lo que reluce. «Detrás hay mucho trabajo», apostilla Núñez sobre la exitosa cadena textil con estampados divertidos.

Inglés comercial

A los que reciben los cursos de emprendedores se les explica los diferentes tipos de empresa, su fiscalidad, los trámites para constituirla y también se imparten clases de inglés comercial. Vigo es un lugar con mucha afluencia de personas de habla inglesa, no solo por los cruceros. Cada vez hay más desplazados a la ciudad, del sector naval y de la pesca entre otros ámbitos, que residen en Vigo durante un tiempo y luego se van sin llegar a aprender gallego o español. «En nuestra sede de Urzaiz tenemos desayunos en inglés de diez a doce de la mañana para que la gente se suelte a hablar con el público», señala Núñez. El gerente de la asociación relata que los candidatos a los cursos son jóvenes de menos de 30 años y algunos tienen baja cualificación, por lo que es más complicado a la hora de elaborar su currículo. Sobre la trayectoria laboral, Núñez arguye que «si quieres trabajar de camarero porque has estudiado ingeniería y no te sale empleo en lo tuyo, a la hora de contar tu experiencia no empieces diciendo que eres ingeniero sino lo que has hecho en el mundo de la hostelería, que es lo que le interesa al que va a contratarte».

En el aula, la profesora Bastos explica cómo desarrollar habilidades en la comunicación, técnicas de venta y la calidad en el servicio, un aspecto que muchas veces falla en las tiendas y que puede dar al traste con un negocio.

A la Cámara de Comercio acuden aspirantes a abrir negocios en Vigo y su área de influencia. Sara Bermúdez, de 20 años y vecina de Cangas, muestra su tatuajes y explica: «Me dedico a la música y soy ilustradora, y quiero trabajar en temas de ilustración. He hecho portadas de discos y quiero trabajar cuanto antes».

David Rodrigues Marques, de Brasil, vive en Vigo desde el año 2005. Se vino a la ciudad porque su madre ya vivía aquí. Va a la última y explica que le apasiona el mundo de la moda y el deporte. Es un tatuador autodidacta. «Me gustaría montar un negocio de tatuajes en el que también se vendiera ropa». Este joven de 23 años trabaja esporádicamente como grabador de cuerpos y dice que en el curso de los comerciantes está aprendiendo mucho sobre el público «y a saber sus gustos».