El PP en Vigo sigue haciendo méritos para lograr su gran objetivo: que todo el grupo municipal quepa en un taxi. No cabe duda de que esto sería una gran ventaja. Ahora, siendo siete, tienen que llamar dos, con el consiguiente engorro y dispendio económico. Pero, en cuanto bajen de cinco concejales, los desplazamientos por la ciudad serán mucho más cómodos. Para lograr este hito histórico y operativo, hay que esforzarse mucho. Lo hace, por ejemplo, su lideresa, quien tras conocer los resultados de la encuesta de Sondaxe que le atribuye una nueva debacle, decide hacer la siguiente declaración pública: «Decir no al PSOE en Vigo es decir no a la claudicación de España ante Cataluña». Porque la sentencia se las trae. Ya para empezar, es difícil de entender. Alguien debería explicar a la candidata que es un error encadenar dos noes en una misma frase. Al menos si quieres que alguien comprenda tu mensaje. Y, en segundo lugar, cabe preguntarse si ella cree que en Vigo el tema va de Cataluña. O incluso si va del propio PSOE, que tampoco. Con estas reacciones, no es de extrañar que el alcalde duplique con creces en nota a la lideresa popular: 7,25 frente a 3,50. Y que hasta la supere con creces (4,49) el candidato del BNG, que acaba de llegar. O que se produzca el hecho insólito a escala mundial (Tokio y Nueva York incluidas) de que los propios simpatizantes del PP valoren más a Caballero (5,92) que a ella misma (5,73). Así que todo debe responder a una estrategia: la de ahorrar en transporte. Y que todos los concejales populares quepan en un taxi. Solo confiemos en que no se pasen y al final les valga un patinete.