Sobran pruebas en el laboratorio de pruebas de la sanidad

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

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La separación de la resonancia del resto de la radiología ha generado demasiados estudios en Vigo

13 feb 2019 . Actualizado a las 22:15 h.

Hay quien dice que Vigo es -para mal- el laboratorio de pruebas de la sanidad gallega. Cuatro características únicas apoyan esa conclusión: la población del área estuvo años dividida entre dos hospitales públicos (Xeral y Meixoeiro) que competían entre sí; un hospital privado (Povisa) se encarga de atender a una parte de los habitantes; se ha creado un hospital nuevo (Álvaro Cunqueiro) dejando la financiación y gestión de los servicios no clínicos en manos de una empresa privada; y una parte de la atención sanitaria que se presta dentro de los hospitales está gestionada por una empresa que vende sus servicios al Sergas. Es Galaria, el antiguo Medtec, a la que el Sergas ha anunciado que quitará la resonancia tras 23 años.

¿Por qué existe Galaria?

Se creó en 1994, cuando José Manuel Romay Beccaría era conselleiro de Sanidade y Alberto Núñez Feijoo era su número dos. El Medtec era una empresa pública sometida al derecho privado que iba a aglutinar la alta tecnología sanitaria: la radioterapia para el cáncer, la cirugía de corazón, la cardiología intervencionista, la medicina nuclear y la resonancia, que empezó en 1996. Desde el minuto 1 hubo protestas.

¿Tenía ventajas?

Dicen sus defensores que Galaria permite más agilidad. Si se estropea un acelerador lineal de radioterapia y no se quiere generar lista de espera en el delicado ámbito de la oncología, se abre un turno hasta las tres de la mañana, sábados y domingos incluidos. En la gestión pública del personal, esto es más complicado.

¿Por qué es distinta la resonancia?

«Tener la resonancia separada de la radiología es como tener las colonoscopias al margen del servicio de digestivo», ilustra un facultativo. La resonancia no es una especialidad, es una técnica. La lógica dice que si un especialista pide una prueba para estudiar una lesión de un paciente, el radiólogo puede decidir qué estudio es más adecuado para sus necesidades. Eso nunca se pudo hacer en Vigo, ya que los radiólogos del hospital no podían hacer resonancias.

¿Hay disfunciones?

«Se hacen más resonancias de lo que se debería». La frase es de Mario González, que fue gerente del área sanitaria hasta el 2015. «Aquí te hacen una resonancia para cualquier operación, esté indicada o no», completa un facultativo del hospital. En Vigo se hacen 24.000 resonancias al año, cuando los hospitales de Santiago y A Coruña están en 15.000 y tienen más población de referencia -a Vigo hay que descontarle Povisa-. Un informe del Consello de Contas consideró esa diferencia «desproporcionada». También se hacen demasiados tacs. Es fruto de que existan dos servicios de radiología que no compartían trabajo.

¿Por qué se hacen tantas resonancias?

Galaria cobra al Sergas por las resonancias que hace. Son unos 3 millones de euros al año, sin poder negociar la tarifa. Cuantas más hace, más cobra. Además, los radiólogos tienen un complejo sistema retributivo por módulos, que en la práctica supone que cuantas más pruebas hacen más pueden cobrar. No hay alicientes para que Galaria deje de hacer alguna prueba. La empresa pública se precia de atender toda la demanda que recibe.

¿Por qué no se integró antes?

El Sergas anunció el martes que la resonancia pasará al Complejo Hospitalario Universitario de Vigo (Chuvi). El jefe de servicio de radiología, Xan Vieito, declaró ante el juez que durante veinte años había sufrido la falta de colaboración de médicos y gerentes para integrar la resonancia. Lo hizo en un juicio a raíz de la denuncia de tres radiólogos, que querían que Galaria conservase el monopolio de la resonancia. Esa empresa pública nunca ha querido desprenderse de la técnica.

¿Qué pasará ahora con Galaria?

La empresa pública empezó a adelgazar en el 2015, cuando iba a abrir el nuevo hospital. Entonces cedió al Chuvi las dos unidades del corazón. Ahora pierde la resonancia de Vigo, aunque conservará la resonancia móvil, el camión que da servicio a los hospitales pequeños. De las cinco unidades asistenciales con las que nació, le quedan la radioterapia y la medicina nuclear. El gerente del Sergas, Antonio Fernández-Campa, reconoce que no hay ningún límite en ese adelgazamiento. En el ámbito no asistencial tiene más campo: protección radiofísica, consultoría, producción de radiofármacos, gestión del teléfono de citas, etc.