El Casco Vello ya no atrae las pintadas

María Jesús Fuente Decimavilla
maría jesús fuente VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

Desde que se inició el programa de limpieza en el 2005 se realizaron 1.900 intervenciones

04 feb 2019 . Actualizado a las 11:52 h.

Los muros del barrio antiguo de Vigo han dejado de ser una atracción para los obsesos de las pintadas. Lo constata el consorcio del Casco Vello a través del programa para su erradicación en fachadas y otras superficies, que se desarrolla con carácter anual.

En la actualidad este tipo de actuaciones solo se aprecian en sitios muy puntuales y de mucha aglomeración, como sucede en la plaza de la Colegiata. Además, se suelen utilizar inmuebles en mal estado.

Desde su puesta en marcha en el 2005, hasta la actualidad, el consorcio llevó a cabo algo más de 1.900 intervenciones. La constancia en los trabajos de erradicación y la rehabilitación de edificios tiene mucho que ver con la «drástica disminución en los últimos ejercicios», según confirma ese organismo, participado en un 90 % por la Xunta y en un 10 % por el Concello.

No solo han caído en picado el número de pintadas, sino que también se ha detectado una menor repetición. Durante los primeros años del programa de limpieza, la empresa apenas daba hecho el trabajo por la cantidad de pintadas que volvían a repetirse en el mismo edificio recién limpio. La aplicación de técnicas cada vez más resistentes e impermeables, por parte de la firma Clinarte, ha tenido también que ver en la caída de este tipo de vandalismo.

«Constatamos una evolución positiva, en tanto en cuanto cada año disminuye el número de intervenciones programadas, que está claramente relacionada con la recuperación del barrio histórico», asegura Ignacio López-Chaves, presidente del consorcio. Está convencido de que la actuación de este organismo ha provocado un efecto disuasorio en estos actos, en otro tiempo muy frecuentes, pese a la prohibición.

Solo los trabajos de limpieza de fachadas realizados en propiedades privadas supusieron un gasto superior a los 200.000 euros, una cifra que, según el presidente del consorcio, «hubiera sido más rentable en la compra de un nuevo inmueble».

En la actualidad los autores de las pintadas se han desplazado a otras zonas de Vigo, como el edificio Bandeira, donde apareció dibujado un sucedáneo de grafito en uno de los zócalos de ese inmueble histórico.

El mismo descenso de pintadas se advierte en el resto de la ciudad, donde efectivos de la concesionaria FCC se encargan de eliminar las huellas. La media de actuaciones de esta empresa en los últimos años ha rondado las 13 al mes. La mayor cantidad de pintadas coincide con las zonas destinadas al ocio. Es el caso del paseo de las Avenidas, del entorno de Rosalía de Castro, Cánovas del Castillo y Arenal.

Uno de los objetivos del programa municipal Vigo ciudad de color era decorar las medianeras de edificios y otros espacios libres para ahuyentar el vandalismo de las pintadas y, de paso, decorar algunos muros indecentes. Sin embargo, las paredes más accesibles no se han librado de la mano de los gamberros, pese a la decoración de destacados grafiteros.

200.000 €

Gasto en limpieza

El consorcio del Casco Vello gastó esa cifra en limpieza de fachadas desde el 2005.