Vecinos de Vigo empapelan un barrio con la foto del rayacoches

e. v. pita VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

Piden que intervenga Servicios Sociales y atienda al hombre

31 ene 2019 . Actualizado a las 21:30 h.

Vecinos de los barrios de O Calvario y A Doblada han colocado en los portales unos panfletos con dos fotografías del vigués de casi 80 años que ha rayado 1.100 coches en un año, según estimaciones de la policía. Los carteles, al más puro estilo de los cazarrecompensas del Oeste, rezan: «Se busca. Este es el viejo que raya coches y mete palillos en las cerraduras. Si lo ves vigila y llama a la policía». En su calle lo conocen como el «señor de los palillos» porque mete mondadientes rotos en las cerraduras.

La policía calcula que el hombre mayor actúa desde el año 2011 y le constan varias detenciones por daños o agresiones a paraguazos y bastonazos. El último arresto fue el domingo porque, tras ser identificado por un acto vandálico, los agentes vieron que tenía un requerimiento del Juzgado de lo Penal número 1 de Vigo. La jueza lo reclamaba porque no acudió a un juicio por daños. Al no encontrarlo, fue citado nuevamente por el juzgado de guardia. Si no se presenta, será juzgado en ausencia. En un juicio del 2016, el fiscal pidió 11.250 euros de multa por rayar 12 coches y meterles palillos en el 2013 y dañar otros cinco en el 2015.

El último incidente fue en la calle Xílgaro. La policía ha dado parte con idea de que intervenga Servicios Sociales y atienda al hombre. Hace poco, el forense recomendó su internamiento, pero salió a los tres días porque su discurso era coherente. Un vecino no lo duda: «Yo ahora guardo el coche en el garaje por miedo. Es hacer daño por hacer daño. Merece que lo encierren».

En un bar de la calle Xílgaro, un parroquiano comenta mientras echa la partida: «La semana pasada le metió un palillo roto en la cerradura del coche de mi mujer. Ella usó las pinzas de las cejas para sacarlo. Le dije que entrase por la otra puerta». Un compadre recuerda que su vecino Pichi lo denunció porque le pintó su Mercedes. «Le tuvo que pagar 2.000 euros a él y a dos más. Ese hombre muy bien no está», dice. «Un día subí por Gregorio Espino y vi todos los coches rayados», añade otro cliente.

En el mismo bar cuentan que un día un dueño lo pilló rayándole el coche y el hombre lo desafió: «¡Pues dame, dame!». De su historia poco saben. Es un emigrante retornado de México y vivía con un hermano, ya fallecido.

En la calle Pardal, una conductora comenta: «Me metió palillos en la puerta y a las dos cajeras del súper, también». Cerca de la rúa Corvo Mariño, un hostelero muestra el rayazo de un metro de longitud en el capó de su Audi y en una puerta. «Me metió palillos dos veces. Lo veo pasar todos los días por la calle y se sabe inmune. Tiene denuncias, pero no pueden hacer nada», señala Jonathan Forino, dueño de un bar. Añade que vecinos del Calvario incluso lo persiguieron para averiguar dónde vivía. Otros lo grabaron con las manos en la masa. En los portales de Corvo Mariño han colgado su foto: «Ataca a las comunidades de edificios. A los chabolistas les rayó de arriba a abajo sus coches». En el paseo peatonal de O Calvario hay más carteles.