La iglesia prohibida de Vigo

María Jesús Fuente Decimavilla
maría jesús fuente VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

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Dos señales advierten que no está permitida la entrada al templo del antiguo asilo de Pi y Margall, coladero de turistas y okupas

29 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Después de que el pasado verano numerosos turistas accedieran a su interior animados por las puertas abiertas de par en par, la iglesia del antiguo asilo de Pi y Margall tiene vetada la entrada. Dos señales flanquean la verja avisando al público de la restricción y la convierten así en el único templo prohibido de Vigo.

No se trata de un problema de fe ni de decoro, sino de peligro. En lugar de obras de arte y crucifijos, su interior solo acoge cascotes.

Desde hace años, la iglesia, igual que el resto del inmueble, se cae a pedazos, pese a servir de hogar a una docena de personas sin techo que han fijado su residencia entre escombros y restos de todo tipo de enseres. Ahora, las señales en la puerta servirán para que en caso de ocurrir una desgracia, todo el mundo se lave las manos.

A mediados del pasado año se anunció el tapiado del edificio como preámbulo de un proyecto urbanístico para toda la zona del Barrio do Cura, en la que se incluye el asilo. A raíz de ese anuncio colectivos sociales de la ciudad solicitaron una alternativa para las personas que residen en su interior, algo que aún no se ha producido. La única solución pasa por ir al albergue municipal o al de los Hermanos Misioneros de los Enfermos Pobres de Teis. En ambos casos la estancia es limitada, de ahí que las personas sin hogar se muestren reacias.

El asilo de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, como se llamaba el inmueble de Pi y Margall, fue vendido hace tres lustros por ocho millones a una sociedad de la que formaba parte el exjugador céltico Valery Karpin. En aquel momento se decidió respetar la fachada de la iglesia para mantener la voluntad de la institución eclesiástica y trasladar las piezas a Navia. Desde entonces el proyecto ha pasado por numerosas vicisitudes y manos y a estas alturas poco tiene que ver con la idea inicial.

El Concello anunció el pasado verano que antes de concluir este año se demolería prácticamente toda la zona para la rehabilitación integral del Barrio do Cura.