Los puestos de las ostras de Vigo se modernizan

María Jesús Fuente Decimavilla
María Jesús Fuente VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

Los vendedores instalan expositores frigoríficos por estética y para mejor conservación del producto

26 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Las tradicionales ostreras de Vigo van cambiando la cara de forma progresiva empezando por ellas mismas. La última transformación ha sido la de los mostradores en los que despacha el producto. Los vendedores han decidido por su cuenta instalar expositores frigoríficos con los que no solo contribuyen a mantener el producto en las mejores condiciones, sobre todo en la época estival, sino que dan una imagen más pulcra. «Lo hicimos mas que nada por estética y lo hemos pagado de nuestro bolsillo», indica Jose, un ostrero que atiende su puesto con Diego.

Un expositor frigorífico de esas características supone un desembolso de unos 3.000 euros, al que tienen que sumar el coste de la carcasa para evitar que se los roben, según apunta el ostrero.

Ni rastro queda ya de las antiguas cajas de madera en las que se mostraban y vendían las ostras. Los requisitos sanitarios acabaron con ellas hace años, como también acabaron las inhóspitas condiciones en las que atendían al público sin poder cobijarse de la lluvia.

La normativa sanitaria obligó en su día a los vendedores a instalar cámaras frigoríficas bajo el mostrador para la conservación en perfecto estado del molusco. Ahora, los expositores frigoríficos completan el ciclo de modernización.

Pero tal vez lo que más ha cambiado en los últimos años es la propia imagen de las ostreras. De las cinco mujeres que había en otros tiempos solo queda Isabel. El otro puesto que resiste es el que atienden Jose y Diego.

Un vecino de la zona, José Manuel Tobío, pidió hace años al Concello la colocación de una placa conmemorativa, que no se llegó a poner. A estas alturas aún mantiene su empeño y solicita que se haga constar el nombre y apellidos de las mujeres que dejaron su vida en este duro trabajo y que hicieron de él uno de los principales reclamos de Vigo. Este mismo vecino fue el que logró para ellas la medalla al mérito del trabajo, recogida en Madrid por las hermanas Isabel y Carmen, esta última ya fallecida. Una de las cosas que más les impresionó de aquel acto fue el hecho de codearse con el galán eterno del cine español, Arturo Fernández.