El quiosco más solidario de Vigo

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

Una ONG viguesa reparte comida y ropa desde una tienda de venta de prensa desde la que ayuda a diez familias de la ciudad

24 ene 2019 . Actualizado a las 11:38 h.

El de Lola no es un quiosco cualquiera. Bien es verdad que los clientes llegan a diario y compran periódicos y revistas y todo lo que se puede encontrar en este tipo de establecimientos. Pero esta tienda ubicada en el número 12 de la calle Valle Inclán es algo más que eso. Es un referente de solidaridad en el centro de la ciudad. Allí tiene su sede del colectivo A Marxe, cuyo coordinador es Francisco Rodríguez Veloso. Muchos ciudadanos saben que allí pueden llevar ayuda de todo tipo porque también cruzarán las puertas del negocio quien la necesite para llevársela a su casa.

Del quiosco sale periódicamente ayuda para 10 familias de toda la ciudad que no cuentan con suficientes ingresos para satisfacer sus necesidades básicas.

El almacén solidario se encuentra en la trastienda del segundo piso. Allí hay estanterías donde el colectivo guarda comida no perecedera como galletas, arroz, pasta, latas de conserva, leche, cacao o alimentos para niños. Además de eso, almacenan ropa y juguetes y tienen un congelador grande donde conservan la carne y el pescado que les suministra un supermercado.

«El quiosco de Lola lleva muchos años siendo solidario con la gente y cuando se incorporó a nuestro colectivo vimos que el local tiene muchas más posibilidades», afirma Francisco. No quieren que este establecimiento se convierta en un lugar desde el que se reparta caridad, sino que el que llegue pidiendo alimentos o ropa también pueda ayudar a quien lo necesite. Quieren hacer del quiosco algo parecido a un banco de tiempo solidario. Además organizan talleres para fomentar habilidades que puedan ser rentables, como costura o encuadernación.

La labor que realizan no sería posible sin la generosidad de los clientes que habitualmente compran la prensa. «Me quito el sombrero con mis clientes. Lo que he aprendido de ellos es que ven a la persona, no quién es o deja de ser. Les parece justo lo que hago y desde el minuto uno me traen ropa y alimentos», afirma orgullosa Lola Estévez, responsable del negocio.

Hucha

Con ellos ha abierto además una hucha de emergencia para los más necesitados. Se le ocurrió porque muchas personas le dejaban siempre como propina monedas pequeñas de los cambios que les sobraban en el bolsillo. Lola pensó que la mejor forma de aprovechar todo ese dinero era meterlo en una caja e ir ahorrándolo para poder sacar de algún apuro a quien lo pueda precisar. De esta forma, el dinero suelto que dejan sus clientes va a parar a esa hucha metálica que guarda junto a la caja registradora. Otra forma de financiarse es mediante los libros viejos que le regalan. Lola los vende a precios reducidos en su local.

Además todas las semanas juega la misma combinación al sorteo del Euro JackPot. «Si algún día toca, será para los que menos tienen», asegura. Todas las donaciones que recibe son para quienes lo necesiten. «Aquí no cabe ni la religión ni la política, ni la raza», afirma. Animan a todo el vecindario a participar en los encuentros culturales que organizan periódicamente.

«No quiero subvenciones, que dediquen el dinero a reducir la esperas para la risga»

El colectivo A Marxe se desvinculó hace unos días de la acampada de la Praza do Rei que habían apoyado en un primer momento. Francisco Rodríguez explica que el principal motivo para haber dado este paso es «porque consideramos que ya estaba cumplida la fase de la acampada y porque su promotor, por cuenta propia y de espaldas al colectivo se metió en esa historia de la denuncia contra el secretario del ayuntamiento sin habernos consultado. Cuál fue nuestra sorpresa que nos enteramos por los medios de comunicación».

«No podía permitir que enfangara lo que estaba haciendo. La gente que viene cree en lo que hago y si me ven en eso podrían llevarse una idea equivocada», afirma también Lola Estévez.

La actividad solidaria del quiosco de Lola se desarrolla sin ningún tipo de ayuda institucional. Lola Estévez rechaza las subvenciones. «No veo que sea la solución. Hay que dárselo directamente a las familias o invertir en dotar de más personal a los servicios sociales del Ayuntamiento para que no tarden ocho meses en conceder una ayuda como la Risga», afirma.

Contra la pobreza

El colectivo A Marxe aporta su granito de arena desde el quiosco para luchar contra la pobreza. «No se piden cuentas corrientes ni cartillas del paro. Hay personas que conocen que alguien lo pasa mal y me los traen a mí», afirma. «Muchas veces me preguntan si me engañan. En esa vida hay de todo. Mi única preocupación cuando entra alguien es en qúe la puedo ayudar. Ahora bien, si le pillo en una mentira y alguien viene a buscar algo que no necesite, no le doy más», asegura esta empresaria.