De descuartizadores a yihadistas

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

VIGO CIUDAD

RAMON LEIRO

En sus veinte años de existencia, la prisión de A Lama ha acogido a los delincuentes más conocidos

13 ene 2019 . Actualizado a las 06:00 h.

El traslado a la cárcel de A Lama de uno de los presos más peligrosos de España, el guineano Fabrizio João Silva Ribeiro, el Hannibal Lecter de las cárceles, donde ha coincidido con el alemán Stefan Atzler, condenado por matar y filetear a un agricultor albaceteño, ha puesto de manifiesto la peligrosidad de algunos de los reclusos ingresados en este centro. Ya fuera por unos pocos días o por una larga estancia, en sus 20 años de existencia, por A Lama han pasado toda clase de convictos, desde condenados por el 11M hasta reconocidos banqueros, desde delincuentes de guante blanco hasta los terroristas más sanguinarios. Y para hacer frente a todos ellos, una plantilla de funcionarios que ha venido denunciando la escasez de personal y falta de medios.

Con un población reclusa que supera ligeramente los 1.100 internos, buena parte de la atención mediática está centrada en Rosario Porto. Cumple una condena de 18 años de prisión por el asesinato de su hija Asunta. Actualmente, se encuentra en el módulo de enfermería, si bien semanas atrás protagonizó un incidente que determinó que se reforzará la vigilancia para evitar que se autolesione.

Por la enfermería también pasaron Enrique Abuín, el Chicle, pendiente de juicio por la muerte de Diana Quer, y anteriormente David Oubel Renedo, el primer reo condenado en España a prisión permanente revisable por el doble asesinato de sus hijas en Moraña. También mató a sus dos hijas y fue condenado a 40 años Víctor Bouzós Álvarez; un crimen de las mismas dimensiones que el que perpetró Javier Estrada en el 2011 en A Coruña al acabar con la vida de los mellizos hijos de su pareja.

Y si de asesinos se trata, están los casos de José Manuel Rodríguez Lamas, el Pulpo, quien tiroteó a tres personas en un hostal de Vilaboa a finales de los noventa en lo que se consideró pudo ser un ajuste de cuentas por drogas o de José Manuel Durán González, O Chioleiro, condenado por el crimen de Alicia Rey en diciembre del 2004 en A Lama. Anteriormente, ya había purgado otra condena por apuñalar hasta la muerte a su abuela en 1988.

Feminicidios

Las celdas de esta prisión sirvieron de reclusión para Juan Antonio Lusquiños, quien mató a puñaladas a su expareja en Ponte Sampaio en octubre del 2015; José Luis Cortiñas, condenado por asesinar a su esposa embarazada Lupe Jiménez con la que tuvo seis hijos; Manuel Enrique Suárez Barbosa, quien en 1998 asesinó a su mujer y su bebé a hachazos; o Javier Campos Triñares, quien purga una condena por haber violado y dado muerte a golpes al hijo de dos años y medio de su compañera sentimental. Jacobo Piñeiro, autor del crimen de la calle Oporto de Vigo, fue condenado a 58 años por las muertes de Isaac Pérez Triviño y Julio Anderson Luciano.

Las características de A Lama hacen que sea considerado un centro penitenciario de alta seguridad, circunstancia que implica que, periódicamente, ingresen personas a las que se vincula con los crímenes sanguinarios y violentos. No es de extrañar, que sus puertas hayan sido franqueadas por miembros de organizaciones terroristas, como ETA, Grapo o grupos yihadistas. Entre los primeros, Francisco Javier García Gaztelu, Txapote, de quien se dice que pudo haber ordenado más de medio centenar de atentados como máximo responsable del aparato militar etarra que le costaron la vida veintiséis personas; Idoia López Riaño, la Tigresa, con más de dos decenas de muertes a sus espaldas; Antxon López Ruis, Kubati, asesino de la exdirigente de ETA Dolores González Catarain, Yoyes; o Juan Carlos Iglesias Chouzas, Gadafi.

De igual modo, más de veinte condenados por los atentados del 11M han pasado por la cárcel pontevedresa, caso de José Emilio Suárez Trashorras y Otman El Gnaoui. La viguesa Olga Oliveira, acusada de asesinar al coronel Manuel López Muñoz en 1990, o Telmo Varela son dos de los nombres asociados al Grapo que permanecieron ingresados en A Lama.

En otros supuestos, hay quien está pendiente de juicio. Entre los preventivos, César Adrio Otero, para quien la Fiscalía pide 27 años de prisión por la muerte de Ana Enjamio, seis años menos que los que solicita la Xunta, o Marcos Vidal, autor confeso de la muerte de Manuel Rivas Muíños en Ponte Caldelas.