Moncho Borrajo: «No acudo al Día del Orgullo Gay porque estoy orgulloso todo el año»

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Álvaro Vaquero

El cómico presentará este fin de semana en Vigo y Pontevedra un nuevo espectáculo en el que el público elige los monólogos

10 ene 2019 . Actualizado a las 13:58 h.

Moncho Borrajo (Baños de Molgas, 1949) vuelve a Galicia con un espectáculo, titulado Borrajo + perdido. Se podrá ver el sábado y el domingo en las sedes de Afundación de Vigo y Pontevedra. Las entradas se pueden adquirir en ataquilla.com a partir de 16,20 euros más los gastos derivados de la gestión.

-¿Qué es eso de que está perdido?

-Es una respuesta a la situación por la que está pasando este país. Yo ya no me aclaro, porque no sé lo que es políticamente correcto e incorrecto, con quién puedes hacer chistes y con quién no. En el mundo en el que vivimos ahora cualquier inepto, que no pone cara ni número de carné de identidad, te juzga porque le sale de las narices.

-Pero eso a usted nunca le importó mucho, ¿no?

-Y seguiré estando por encima de eso, pero ocurren cosas increíbles. El otro día conté un chiste de maricones y una señora me llamó homófobo. Yo le contesté que a ver qué era eso de que no pudiera reírme de mi mismo. Y me dijo: «es que se llaman gais». A lo que le respondí que ese era un término para designar en inglés a un chico alegre, y yo de chico y de alegre no tenía nada. Es un momento extraño porque cuenta un chiste de un cojo y se enfada el que no lo es mientras que el cojo no se enfada. Es una situación en que uno de verdad que se cansa.

-¿Le hace caso a las redes? ¿Es activo en ellas?

-En las redes más que en la cama. Las redes sociales son muy necesarias para la promoción de los espectáculos y yo intento ser una persona correcta en ellas y cuando voy a dar lo hago sin insultar. Pero, últimamente en este país, la gente ha interpretado libertad de expresión con libertad de insulto. No es así, el ingenio tiene que superar al insulto. Además, ahora se junta todo. A mí, por ejemplo, me parece muy bien que las mujeres protesten, pero yo soy cristiano y no me parece bien que unas señoritas se aten a un crucifijo con las tetas al aire en una catedral. A mí me molesta. Sin embargo, al juez no le parece así. Seguro que si lo hicieran en un juzgado las echaría. Yo, por ejemplo, no voy al Día del Orgullo Gay porque estoy orgulloso todo el año. Yo creo que había que hacer dos días, uno para reivindicar nuestros derechos y el otro para disfrazarnos. Una vez, un periodista, ya hace mucho tiempo, me preguntó si era homosexual. Yo empecé a enumerarle todas las cosas que hacía al día y al final le dije: «¿me va usted a juzgar por un cuarto de hora que follo al mes?».

-¿Y toda esa incertidumbre y asombro cómo la lleva a su espectáculo?

-Hemos hecho algo que me parecía lógico, como es bajar el precio de las entradas a 18 euros. La mayor parte de mi público es mayor y cobrarles más les supone un esfuerzo. Yo prefiero tener un teatro lleno a 18 euros la entrada que uno a medio llenar con entradas más caras. Así, en vez de lleva un gran decorado, llevo una cosa muy sencilla, con bombillas y muy en clave de humor, con las banderas de las autonomías y de España. Yo lo que pretendo es hacer una fiesta y en la entrada hemos puesto unas papeletas para que los espectadores puedan votar entre un montón de monólogos que yo ya he hecho en estos 45 años de vida profesional. Claro que yo voy a reírme de lo que significa últimamente votar en este país. Pero, es un espectáculo donde la política entra muy poco porque ya no me apetece; primero porque no tienen sentido del humor. Cuando estaba en Cleofás, iban a verme Fraga y Carrillo y se reían y tenían sentido del humor, pero los de ahora carecen de él.