Marta Mariño: «Sete minutos de consulta co médico é un tempo insultante»

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Esta residente de tercer año puso voz a las reivindicaciones de la manifestación de la atención primaria, que ve en degradación

08 ene 2019 . Actualizado a las 09:18 h.

La megafonía del alumbrado navideño de Vigo sirvió para proyectar las reivindicaciones de la manifestación del 27 de diciembre, que según el Ayuntamiento sacó a la calle a 37.000 personas para reclamar mejoras en la atención primaria. La voz que puso palabras a esas reivindicaciones fue la de Marta Mariño, una residente de tercer año que aspira desde hace muchos más a ser médica de familia. Pocos la vieron esa tarde: en las manifestaciones suele instalarse un palco al final, desde el que se lee una proclama; en este caso, con todo el despliegue del alumbrado, ella leyó el manifiesto bajo el árbol luminoso de la Porta do Sol mientras la cabecera de la manifestación escuchaba y aplaudía en la farola de Urzaiz.

La doctora Marta Mariño (Vigo, 27 años) es una médica de familia convencida. «Toda a carreira quixen facer familia, porque é a especialidade máis completa. É a única que trata persoas e non só órganos concretos. Tratamos todos os problemas das persoas ao longo da súa vida», explica. Se forma en el centro de salud de Sárdoma, aunque actualmente está haciendo una rotación en Brasil.

El personal de atención primaria convocó la manifestación después de la dimisión en bloque de los jefes de servicio de los centros de salud. El Sergas acaba de rechazar esa dimisión. Pero la renuncia colectiva sirvió para llevar a la calle los problemas que atraviesa la atención primaria en Galicia. La elección de Marta simbolizaba el futuro de los centros de salud, representada en su juventud de médica residente.

Ella lo tuvo claro siempre, pero no lo tiene tan claro ahora. Sí aspira a ser médica de cabecera, pero también le gusta la urgencia de hospital. Aunque a largo plazo se vea en un centro de salud, si tiene que escoger entre las dos salidas, dice que no quiere «ser copartícipe da degradación da atención primaria sendo cortalumes diario no cupo no que che toque». Se refiere a los contratos de día, a la precariedad a sustituir una jornada a un facultativo, y otra, a otro, en diferentes centros de salud... Los residentes tienen que aguantar dos o tres años en esa situación volátil antes de acceder a un contrato largo.

A falta de un año y medio de formación para tener el título de especialista, Marta percibe que goza de cierta iniciativa: hace técnicas como la ecografía, también hace planificación de tratamientos para crónicos, toma decisiones... Pero percibe también que la atención primaria se está degradando. «Pérdese calidade asistencial», concluye. «O que se consegue é que os pacientes se vaian á privada e pululen por médicos especialistas que dan o seu diagnóstico, a súa pastillita, pero que ninguén os vexa como un conxunto, como unha persoa máis que como un paciente».

Mariño está convencida del papel que deben tener en el futuro los médicos de familia. «Os procesos de saúde son procesos e necesitas unha persoa coa que ir comentando a evolución. As doenzas non son fotografías, son vídeos, e en atención primaria formamos parte deles», explica.

Todo doctor que hace un diagnóstico tiene también una propuesta de tratamiento. En los males que aquejan a la atención primaria, Marta Mariño propone «situar a atención primaria no centro das políticas sanitarias. Todo euro que se inviste en atención primaria repercute de forma máis eficiente que en atención hospitalaria e tecnoloxía».También pide una política de sustituciones estables, para que cuando falte un doctor el que ocupe su sitio no sea uno diferente cada día. No se trata solo de inversión económica, sino también de tiempo. Reclama «un tempo digno de atención ao paciente. ¿Que problema importante, xa non só de saúde, pode unha persoa relatar e explorar posibilidades e tomar unha decisión en sete minutos? Case ningún», dice. Para ella, «sete minutos é un tempo insultante para o noso labor».

Aunque ve sobradas razones para manifestarse, Marta Mariño considera que «vale a pena ser médico de familia, se non , eu non sería médica. Somos o eixo central da atención sanitaria».

Formación. Es de Vigo, tiene 27 años y estudió la carrera en Santiago. Tenía claro que quería hacer medicina familiar y sociocomunitaria porque le gusta poder tener una visión integral sobre el paciente.

Reivindicación. Cree que la primaria debe ser el centro de la política sanitaria.