Termina 2018, que ha sido en Vigo un año verniano. Jamás se ha reivindicado tanto la estrecha relación de la ciudad con el escritor de Nantes. En febrero, el Encuentro Internacional De Verne a Vigo reunió aquí a los mayores expertos mundiales en el autor de 20.000 leguas de viaje submarino. Entre ellos, el italiano Piero Gondolo della Riva, quien en 2013 rescató los diarios de viaje en los que narraba con detalle las dos visitas a bordo del Saint Michel III, en 1878 y 1884. Aquello lo cambió todo. Se acabaron las fantasías que se venían escribiendo sobre el tema. También tuvimos aquí a Agnès Marcetteau, la directora del Museo Jules Verne de Nantes, a quien devolvimos la visita en el mes de julio.
Más tarde, Verne volvió a Vigo. Lo hizo con la visita de Jean Michel Verne, tataranieto del novelista, que recorrió las mismas calles que fascinaron a su antepasado. Además, conoció la exposición Verne: los límites de la imaginación, que ha sido un hito en el museo Marco, batiendo records de visitas.
En este 2018 verniano también se volcaron la Universidad de Vigo, el CSIC o el IEO, a través del ciclo de charlas Un mar de Verne a Vigo, que contó con la generosidad del catedrático Emilio Fernández. También se sumaron el Instituto de Estudios Vigueses, la Alianza Francesa, la Asociación de Editores y centros educativos como el Colegio Losada o el instituto del Calvario, entre tantos otros. Disfrutamos con Ledicia Costas, verniana absoluta. Y, por supuesto, ahí estuvo la Sociedade Verniana de Vigo. Así cerramos un año de aniversarios. Una misión cumplida. Pero, como dice el lema del Nautilus: «mobilis in mobili».