«Creo en Dios por todo lo que me ha pasado»

María Jesús Fuente Decimavilla
María jesús fuente VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

Logra un piso en Cambados gestionado por la Xunta que la libra de quedarse el lunes en la calle con tres hijos

06 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La vida de Elisabeth Gómez nada tiene que envidiar a un melodrama de la gran pantalla. Tras una primera paralización del lanzamiento, que todas las instituciones se atribuyeron, esta vecina de Vigo de 45 años tiene una orden de desahucio para el próximo lunes. Espera salvarse de dormir al raso de milagro. No es la primera vez que remonta situaciones desgraciadas. Su carácter emprendedor la empuja a salir del hoyo una y otra vez. Es lo que está dispuesta a hacer en esta ocasión. Esperó a que el Concello pusiera una vivienda de Vigo a su disposición y al no conseguirlo, finalmente la mujer se trasladará a Cambados. En ese municipio le ha ofrecido la Xunta un piso de alquiler social procedente de una entidad bancaria. Allí vivirá con tres de sus hijos de 10, 13 y 15 años.

-A la tercera va la vencida. Primero el piso que le ofreció la Xunta en Vila de Cruces, después el de un particular en O Porriño...

-Sí, y lo agradezco mucho. El de Vila de Cruces ya dije que estaba aislado del pueblo y no tengo coche. También era difícil para encontrar trabajo y para ir los hijos al colegio. Y el de O Porriño necesitaba muchos arreglos, habían vivido allí diez perros y llevaría tiempo arreglarlo. Ya llamé al señor y le di las gracias.

-¿Fue a ver su nuevo hogar en Cambados?

-Sí, es pequeñito pero lindo. Tiene dos dormitorios, salón y cocina. Fui a verlo y también el colegio para mis hijos. Hay de todo, supermercados... Algunas personas me dicen que no me vaya, que para mis hijos no es bueno el ambiente, pero yo pienso que habrá gente buena como en todos los sitios. En todas partes hay de todo y mis hijos tienen muy buena educación.

-¿Cuánto pagará por el alquiler?

-Aún no me lo han dicho, pero creo que menos de cien euros.

-¿A qué se debe su orden de desahucio?

-El dueño del piso tenía una hipoteca y se lo quedó el banco. Yo siempre pagué el alquiler, no debía nada.

-¿Y no pudo alquilar otro?

-Busqué por todas partes, pero piden mucho. El seguro, el aval... una locura. Aquí en Vigo se están pasando. Por una o dos habitaciones ya piden entre 500 y 550 y yo cobro 432 de paro.

-El desahucio está fijado para el lunes. ¿Podrá dejar el piso libre ese día?

-Ojalá que tenga ya el de Cambados. Ayer ya firmé el escrito en el que decía que aceptaba. Están haciendo un arreglito en una tarima que se había levantado. Estoy muy agradecida. Creo en Dios por todo lo que me ha pasado en la vida. Doy gracias a la Xunta, a la PAH (plataforma antidesahucios), que es maravillosa, y a ti. Mi madre, que murió con 32 años, era canaria. Me quedé huérfana con siete años y siempre trabajé, tengo todas las pruebas de lo que he trabajado. Nunca supe lo que era un cigarro o la droga, nunca me escudé en eso

-¿Por qué dejó Venezuela?

-Aunque soy venezolana, cuando llegó la crisis me fui a México. Además, habían secuestrado a mi hija y decidí marchar pese a que vivíamos bien, teníamos un chalé. En México puse un restaurante cafetería y me iba muy bien.

-Y de nuevo abandonó el país.

-Tuve malos tratos, vivía asustada y un día dije no. Dejé a mis hijos con la mayor y una señora y me vine a España. A Vigo vine hace cinco años desde México.

-¿Y cómo llegó a esta situación?

-Al llegar cogí el traspaso de una cafetería en la Travesía, pero cerraba muy tarde y no podía atenderla. Trabajé también en un hotel de encargada y en una cafetería. Mi pareja era gallega y me ayudó mucho a traer a mis hijos. Es muy bueno, una persona maravillosa, que vale la pena, ahora me ayuda con la alimentación. Nos vemos, pero cada uno está por su lado, es un problema de carácter. Con las parejas, la verdad, no tuve suerte.

-¿Qué dicen sus hijos de su marcha a Cambados?

-Ellos se pusieron a llorar, pero les dije que teníamos que cambiar, igual que cuando llegamos de México. Somos personas buenas y tranquilas, lo pueden decir mis vecinos, y quiero que estudien, nunca han tenido mala vida, me pondré enseguida a buscar trabajo en la hostelería de Cambados.

-¿Nunca se ha venido abajo?

-Cuando oigo decir a la gente caí en una depresión, entonces pienso que mi depresión es salir adelante todos los días por mis hijos. No me quejo de la vida, es la primera vez que tengo que pedir ayuda al haberse cerrado las puertas.