Penedo y Sienes, un tándem para todo en la vida

Míriam Vázquez Fraga VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

El matrimonio de entrenadores del Vigo de Voleibol se conoció jugando y llevan juntos casi 40 años

30 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Suso Penedo y Yolanda Sienes no entienden el mundo sin el voleibol. «No se puede decir que lo signifique todo para nosotros, pero casi. El porcentaje es muy alto», coinciden los entrenadores del Club Vigo, que se conocieron en una pista siendo adolescentes y que, aparte de compartir banquillo, comparten sus vidas desde hace casi 40 años. A sus órdenes en el equipo, también uno de sus hijos y un sobrino. Hacen bueno aquello de que todo queda en casa.

«Estábamos cada uno en el equipo de volei de nuestro colegio y nos conocimos viniendo a entrenar él al mío. Tenía sobre 17 años», dice Sienes, dos menor que su marido. En aquella época el voleibol ya era un pilar importante para ambos. «Vino todo dado y desde entonces estamos juntos», añade ella. Desde muy jóvenes comenzaron a entrenar equipos, a veces juntos y otras por separado, hasta que hace cuatro años el tándem que formaban en las categorías inferiores del Vigo saltó al conjunto sénior.

Los dos eran reacios, señalan, pero al mismo tiempo había un motivo de peso para aceptar. «Siempre preferimos estar al margen del primer equipo como entrenadores, pero la cuestión es que estaban llegando arriba niños a los que habíamos tenido de infantiles, incluso de alevines y benjamines», indica Penedo. Y por eso se vieron de alguna manera «obligados», dicen, a dar el sí al club.

La pareja asegura que comparten funciones de un modo equitativo aunque a efectos oficiales el primer técnico sea él. «No diversificamos demasiado. Los dos hacemos de todo. Tal vez en el tema de vídeos y análisis del equipo contrario yo me encargo un poco más, pero preparamos y planificamos todo juntos como veníamos haciendo en las categorías inferiores», explican. La convivencia implica algunos rifirrafes con los que les ha tocado lidiar, máxime conviviendo también en su lugar de trabajo, el colegio que también comparten. «Es inevitable que haya encontronazos y diferencias de opiniones, pero siempre lo superamos de la mejor manera», relata Penedo.

Tras tantos años de tándem en todas las facetas de la vida, el entendimiento es completo. «Compartimos una misma filosofía, sabemos lo que queremos conseguir y nos vamos complementando para que las cosas vayan a mejor», indica Sienes, que incluso embarazada siguió entrenando en su día. Precisamente el hecho de que su hijo Pablo juegue en el equipo, como su sobrino Iván, nunca ha sido un problema. «Cuando son niños hay el típico comentario, pero ni eso lo hemos sufrido mucho, siempre se ha asumido con mucha naturalidad», explica.

En ese sentido, Penedo cree que tiene mucho que ver que los vínculos de los jugadores han ido más allá de la pista. «Han tenido una relación intensa fuera del voleibol, siendo pandilla y si puede haber habido algún momento de celos, ni nos ha llegado. Nunca ha sido un problema», reflexiona. Porque ellos, en parte, no solo se sienten padres de Pablo. «Estos niños crecieron a nuestro lado y son como hijos para nosotros, la relación con ellos es impresionante». Como con Guillermo Touza, el cordón umbilical que les une al Vigo. Porque preguntados por la posibilidad de dejarlo, lo tienen claro: «Mientras él esté, seguiremos. Es como de nuestra familia».