
Los neumólogos de Vigo diseñan una herramienta para predecir la evolución de la enfermedad pulmonar según las condiciones sociales; a más dependencia, más riesgo
25 nov 2018 . Actualizado a las 18:21 h.La situación social en la que vive un enfermo crónico tiene un impacto directo en la evolución de su enfermedad. Sin embargo, el sistema sanitario funciona por un lado y el sistema de protección social, por otro. Los médicos centran sus esfuerzos en tratar la enfermedad, pero a veces un paciente apenas vuelve al hospital y otro con idéntica situación clínica reingresa a menudo.
Los neumólogos del área sanitaria de Vigo llevan años diseñando herramientas para evitar que las personas que padecen la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) ingresen constantemente en el hospital, incluso los casos más graves. No siempre lo conseguían. «Tenemos un paciente que ha ingresado 25 veces en menos de tres años», dice el jefe del servicio de neumología del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo (Chuvi), Alberto Fernández Villar. Para casos así, la intuición les llevaba a sospechar que el agravamiento de la enfermedad no era la única explicación.
Por eso, iniciaron un estudio sobre las condiciones de vida de los pacientes, que es algo que trasciende lo sanitario. No había ninguna experiencia previa así en España. «Nosotros vemos la gasometría arterial o la función pulmonar, pero no veíamos quién cuida al enfermo, dónde vive, en qué condiciones, qué ingresos tiene, si el cuidador está sobrecargado... y nos hemos dado cuenta de que la dependencia y el bajo nivel de ingresos predicen una peor evolución de la EPOC», resume el jefe de servicio. «A igualdad de condiciones clínicas, cuanta más dependencia, reingresa más. Es algo que se había demostrado en ancianos, pero nunca en crónicos con una sola enfermedad», dice.
A las personas que han ingresado por una agudización de una EPOC grave en la planta de neumología del Hospital Álvaro Cunqueiro se les ha hecho un test, que mide cuestiones clínicas pero también más de un centenar de variables sociales. Fueron 253 personas. El 54 % tienen menos de 800 euros, que un 46 % no son capaces de hacer actividades básicas solos (ir al baño, cepillarse los dientes, comer...) y que un 79 % no son capaces de hacer actividades elaboradas sin ayuda (hacer la compra, llamar por teléfono...).
«Hay cuestiones llamativas, como que no tener vehículo propio predice un aumento de los reingresos», señala Villar. Cuanto más dependiente, peor será la evolución de la EPOC. «Vivir solo no es un factor de riesgo, sino todo lo contrario, ya que quienes viven solos no suelen ser dependientes». Las mujeres con esta enfermedad atraviesan una situación social mucho más precaria.
Ese estudio explica mucho sobre la EPOC. Pero ahora llega lo realmente novedoso. Sabiendo que la dependencia pronostica una peor evolución de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, los neumólogos de Vigo están desarrollando un sistema predictivo, una escala que diga cómo va a evolucionar un paciente, cuánto va a durar su estancia en el hospital, qué riesgo tiene de reingresar en el futuro, si va a fallecer, etc. Esto se hará con un sencillo test, de una decena de preguntas sobre la situación social del enfermo y con un programa informático que arroje un resultado inmediato.
«Si nosotros hacemos este test al ingresar y en ese momento ya sabemos cómo va a evolucionar el paciente por sus condiciones sociales, podemos contactar con los servicios sociales e ir gestionando las necesidades que tendrá el paciente», dice el jefe de los neumólogos. En cuanto el paciente salga del hospital ya se le puede dar un tratamiento a medida... tanto médico como social, sin esperas.
El proyecto se llama SocioEPOC y ha merecido una ayuda de 31.000 euros del Instituto Carlos III para los próximos tres años. El hospital de Vigo hará nuevos estudios, en los que implicará a los de A Coruña, Lugo y Ourense. Con los resultados se podrá hacer una escala predictiva exportable.
Los que nunca llaman
Hace cinco años, el servicio de neumología creó una unidad de gestión de casos. Una enfermera deriva a los centros de salud a los enfermos leves y al hospital a los graves. Además, estos tienen un teléfono al que llamar si su situación se agrava y acuden directamente al hospital, sin pasar por urgencias, para que les den un tratamiento rápidamente y se puedan volver a casa. «Hemos reducido un 70 % el número de pacientes que tienen dos ingresos al año, pero aun así nos dimos cuenta de que uno de cada tres no nos llamaban nunca», desgrana Alberto Fernández Villar. En ese 33 % había un 13 % que no llamaban porque no les daba tiempo: sufrían un proceso agudo y se iban corriendo al hospital. El problema está en el otro 20 %: no llaman porque no quieren que les diesen el tratamiento y el alta, sino que prefieren ingresar en el hospital. Ahí está la importancia de lo social.