El gerente de un club de alterne se enfrenta a tres años de cárcel por no tener de alta a 16 chicas y camareros

e. v. pita VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M. MORALEJO

Las empleadas cobraban una comisión cada vez que un cliente las invitaba a una copa en la barra

06 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La Fiscalía pide tres años de cárcel para el gestor de un club de alterne por un delito contra los derechos de 16 trabajadores, entre ellos camareros, bailarinas eróticas y mujeres de compañía. Algunas de ellas eran inmigrantes de Rumanía o Brasil, estas últimas sin permiso de trabajo.

El juicio iba a celebrarse la semana pasada pero la Quinta Sección de la Audiencia de Pontevedra, con sede en Vigo, lo suspendió porque el acusado, A.J.V.F., de origen portugués, no compareció. Afronta el cierre de su local durante cinco años.

Los hechos se remontan al 16 de mayo del 2014 en un club del partido judicial de Vigo (que comprende también O Val Miñor) dedicado al alterne y la prostitución, así como al hospedaje. La Fiscalía le acusa de infringir la normativa laboral. Selección a varias trabajadores y les obligaba a cumplir horarios laborales desde las ocho de la tarde a las cinco de la madrugada con un día de descanso semanal. Las empleadas debían atraer o servir de reclamo a los clientes para incitarlos a pedir copas que el club cobraba a 20 o 30 euros. El acuerdo con las señoritas era que ellas se quedaban 20 euros y el bar otros diez.

Cuando los inspectores de la Seguridad Social hicieron la redada encontraron a 16 trabajadores y ninguno estaba dado de alta en el Régimen General de la Seguridad Social, por lo que prestaban sus servicios de forma irregular. Había dos camareros, un portero, una pareja de bailares eróticos, así como tres alternadoras rumanas, cuatro locales, y otras tres brasileñas sin permiso de trabajo. Una de estas últimas tenía carta de residencia portuguesa. Por último, había otra trabajadora en situación irregular.

Las mujeres confirmaron que se repartían el dinero de la copa del cliente entre ella y la casa. El consumidor le paga al camarero la invitación de la chica y luego este les abona a ellas su comisión. Algunas alternadoras preferían cobrar todo junto al final de la noche.

Algunas aseguraron que era su primer día de trabajo o como mucho llevaban tres o cuatro. Una relató que el propietario le dio permiso para trabajar allí.

Todas coincidieron en que el jefe era el que le explicaba las condiciones y normas.

Los inspectores de la Tesorería de la Seguridad Social levantaron contra el acusado un acta de infracción por no haber solicitado el alta de los mismos y por tener a tres trabajadoras extranjeras sin permiso de trabajo. Le impusieron una multa de 410 euros. Además de la cárcel, le piden la inhabilitación para el cargo de administrador durante tres años, una multa de 2.700 euros y el cierre y clausura del local por cinco años (salvo que ya haya dado de alta en la Seguridad Social a las trabajadoras).