El tirón televisivo llena las aulas de estudiantes de cocina y obliga a duplicar los turnos

María Jesús Fuente Decimavilla
maría jesús fuente VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

Centros como el Manuel Antonio tienen lista de espera para cursar los ciclos dedicados a la gastronomía

07 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Nadie diría hace apenas una década, cuando los estudios de cocina eran cosa de cuatro, que llegarían a tener lista de espera. El tirón que ejercen los programas televisivos en todo lo relativo a restauración sin duda está detrás del creciente interés por los fogones. Igual que en los concursos, la moda ha calado entre todas las edades, como demuestra el éxito de los diferentes ciclos.

Es lo que sucede en el centro integrado de formación profesional de Vigo Manuel Antonio. Solo para el primer curso de los ciclos de cocina y restauración se presentaron 325 solicitudes, lo que obligó a dejar fuera a unas doscientas personas. Eso, pese a duplicar los estudios en turnos de mañana y tarde para poder cubrir mínimamente la demanda. Un ejemplo concreto es el ciclo medio de cocina y gastronomía. A las 44 plazas ofertadas se presentaron 150 solicitudes. Tampoco el superior de dirección de cocina se queda corto con 75 peticiones para 22 plazas.

El centro del Meixoeiro se ve obligado a abrir un proceso de adjudicación continuada para que en caso de que por cualquier circunstancia quede libre una plaza se pueda recurrir a la lista de espera para cubrirla.

«Se sigue notando el tirón de la cocina, tiene mucha demanda y eso que, en general, baja el alumnado de los ciclos de formación profesional, porque con la crisis se había disparado. Ahora, al haber una situación económica favorable, se matriculan en otras cosas. Aún así, para las 1.600 plazas que en total ofertamos tuvimos 3.500 solicitudes», indica el director del centro, Rubén Otero.

Claro que no son pocos los alumnos que al iniciar los estudios se llevan un parchazo tras comprobar que no guardan parecido con los reality de la televisión. En general, superan el curso más del 70 %. Los docentes suelen ver enseguida el que tiene realmente interés por aprender o el que, simplemente, se ha matriculado porque es lo que se lleva en este momento y llega con la idea de que en cuatro días se hará famoso. En este último caso, el primer contratiempo aparece al comprobar que no todo es la cocina moderna de los estrella Michelín y que detrás de cada plato hay un intenso trabajo.

En el centro Manuel Antonio se hace de todo, cocina tradicional y molecular. Quieren que sus alumnos tengan los pies en la tierra. De esta forma no se llevarán sorpresas al acceder al mundo laboral. En la actualidad la demanda de profesionales es elevada, animada también por el auge de los programas de televisión. Los estudiantes entran en contacto con las empresas a través de las prácticas o en las demostraciones que estas suelen realizar en el propio centro.

Los menús elaborados por los alumnos se pueden degustar en el comedor, siempre que se reserve con anterioridad. La carta nada tiene que envidiar a la de algunos restaurantes famosos. De hecho, de las aulas del Manuel Antonio han salido conocidos cocineros como Roberto Rúa y Pablo Sobrino.

La otra especialidad más demandada, junto con la de cocina, es sanidad, en la que también hay lista de espera, según destaca Rubén Otero. Buena muestra es que a las 22 plazas ofertadas para higiene bucodental se presentaron 140 solicitudes. No menos éxito despiertan los módulos de laboratorio clínico y biomédico, anatomía patológica y citodiagnóstico. La salida profesional está detrás del éxito de estas opciones, que en los últimos años han tenido un elevado grado de inserción laboral.