El cableado a la vista arruina la estética del barrio histórico vigués

e. v. pita VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

La recuperación de las casas más antiguas de la ciudad ignora el soterramiento del tendido eléctrico salvo en tramos de A Ferrería

06 oct 2018 . Actualizado a las 00:57 h.

Que un hilo eléctrico no arruine la foto al turista. Algunos pueblos gallegos están recibiendo felicitaciones por haber soterrado el cableado de la luz o el cuadro telefónico que estaban a la vista en las fachadas o volaban por las cornisas. Los turistas que querían sacar un foto de postal se encontraban en medio con el inoportuno tendido eléctrico. Una iniciativa puesta en marcha por Vilanova dos Infantes, un pueblo medieval dominado por una torre defensiva en la comarca ourensana de Celanova, ha erradicado el cableado de su plaza mayor y la torre. Ahora es invisible porque va soterrado. El forastero puede presumir en Instagram de sus poses en un auténtico pueblo del medievo. En Vilanova dos Infantes apenas se atisban tendidos de cobre. La idea era atraer más turistas pero cosecharon elogios de organismos de patrimonio.

Pero estas iniciativas que apuestan por el cableado subterráneo son minoritarias. El propio casco histórico de Santiago de Compostela, ciudad Patrimonio de la Humanidad, tiene como asignatura pendiente eliminar los cables a la vista, algunos justo al lado de la catedral.

Algo parecido ocurre en el Casco Vello de Vigo. Un chequeo de La Voz en las plazas más emblemáticas del barrio histórico de Vigo revela que, salvo excepciones, los cables pululan por las paredes y fachadas y arruinan la estética de un entorno frecuentado por turistas, cruceristas y peregrinos. La rehabilitación busca que las fachadas mantengan la estética del siglo XIX y principios del XX pero tal escenario rechina por el laberinto de hilos.

Un dato positivo es que en el Casco Vello Alto apenas quedan tendidos que crucen la calle de un lado a otro. Un claro ejemplo de acierto es A Ferrería, donde la rehabilitación liberó de hilos volantes a calles como Cruz Verde. Y Menéndez Abeleira destaca en algunos tramos por haber eliminado los cables que trepan por las fachadas. Solo queda la cicatriz que dejaron en la piedra.

Otra cosa es la parte baja. En la tradicional Cesteiros, en la entrada inferior, la fachada de un edificio exhibe un laberinto de cables que sobrevuelan la vía, se enganchan y bifurcan en una pared, donde confluyen las bajantes de las tuberías metálicas. A esto se añaden los hilos volantes de la preinstalación de las luces navideñas. Quizás el Casco Vello recree la arquitectura del siglo XIX pero el tendido no es su mejor tarjeta de presentación.

Incluso en la plaza de la Constitución, antigua sede del Concello, aparecen los cables serpenteando y doblando las esquinas de los edificios. Lo mismo se observa en los inmuebles que rodean la plaza de la Colegiata. En la plaza de la Princesa también se observan hilos a la vista pasando por edificios y establecimientos. Y en la plaza de O Berbés, los degradados soportales son cruzados por el tendido eléctrico empotrado en sus piedras. Las próximas rehabilitaciones en casas del popular barrio marinero deberían apostar por el soterrado.