El precario túnel de Beiramar lleva días atascado por una filtración

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

El Concello reduce a 30 km/h la velocidad máxima en un tramo defectuoso

02 oct 2018 . Actualizado a las 17:26 h.

Un tramo del túnel de Beiramar lleva más de una semana con la velocidad limitada a 30 kilómetros por hora debido a filtraciones de agua. Unas señales provisionales de obra advierten a los usuarios de la obligación de aminorar la marcha pocos metros antes de un radar.

Este trecho se encuentra a la altura del acceso de la rotonda conocida como la paellera en dirección al puerto pesquero de O Berbés. Dos señales están puestas en una isleta que separa el carril derecho de la rampa de acceso de la rotonda y la otra unos metros más adelante. Prueba de las filtraciones es un charco de agua que nunca se acaba de secar nada más entrar desde la rotonda. El túnel se encuentra debajo del nivel del mar y el agua que se acumula en el asfalto de manera permanente es un problema al que no se acaba de poner una solución.

Una señal advierte del peligro de sufrir una salida de vía en este punto. Cuando ya han transcurrido casi diez días desde que se colocaron las señales, todavía no ha comenzado a actuar en la zona. Los usuarios están preocupados porque esta situación se mantenga durante mucho tiempo y demandan que se corrija esta situación cuanto antes para poder pasar por este lugar con todas las garantías de seguridad. La velocidad máxima autorizada ya es bastante moderada en condiciones normales, ya que está limitada a 50 kilómetros por hora. Gracias a la activación de tres radares, el Concello ha conseguido que se respeten estos límites. Hace años instaló paneles en los accesos para informar a los usuarios de la velocidad a la que entran.

37.000 vehículos diaros

Más de 37.000 vehículos cruzan a diario esta infraestructura vital para la ciudad construida hace ya 22 años. El Ayuntamiento lleva a cabo un mantenimiento periódico a lo largo de sus mil metros de longitud. Los operarios cortan el tráfico semanalmente en horas nocturnas para revisar las luminarias y cualquier elemento que se encuentre deteriorado. El túnel dispone de medidas de seguridad como, por ejemplo, un sistema de alimentación eléctrico ininterrumpido para evitar que se quede a oscuras y sin ventilación ante una caída de tensión.

Además está dotado con una estación de bombeo para evitar inundaciones provocadas por lluvias torrenciales. Un sistema de videoviglancia con 20 cámaras permite conocer en tiempo real la situación del túnel desde la sala de control para poder responder de una manera inmediata en el caso de que se produzca cualquier incidencia. Existe un proyecto para prolongar el túnel hasta la rotonda de Barreras largamente prometido pero que sigue guardado en un cajón.

Carriles llenos de baches y parches que esperan un asfaltado integral

El tunel de Beiramar apenas se ha beneficiado de inversiones de mejora desde que entró en uso en el año 96. Prueba de ello son la gran cantidad de parches y remiendos que se perciben en el asfalto y que hacen incómoda la conducción para los usuarios y que no sea cien por cien segura. Los viales requieren una renovación total del asfaltado que nunca llega.

Esta infraestructura forma parte del proyecto Abrir Vigo al Mar que recientemene ha vuelto a ser de actualidad por el accidente del Marisquiño. Los usuarios observan dentro del túnel la misma situación de abandono y despreocupación institucional que hay en la superficie. Los taxistas se han quejado en alguna ocasión de que la iluminación es demasiado lúgubre y que resulta insuficiente. Registra un promedio de 21 accidentes al año.

La obra costó 2.500 millones de pesetas (15 millones de euros) y lo financió la Zona Franca, con colaboración del Concello, la Xunta y la Autoridad Portuaria. Cuando se construyó fue el paso subterráneo urbano más largo del país.