«Sí, soy adicta a la nicotina, pero el vapeo hace menos daño; tienes las encías bien»

e. v. pita VIGO / LA VOZ

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Rosa, consume cigarrillo electrónico desde hace dos años

16 sep 2019 . Actualizado a las 19:15 h.

Rosa es una trabajadora de 45 años de Vigo que aprovecha una pausa en la oficina para salir fuera y echar unas caladas a su cigarrillo electrónico del tamaño de un bolígrafo. En la mano porta un vaporizador en forma de tubo blanco de la marca IQOS con un cigarrillo de tabaco negro que asoma por la boquilla. En cada calada, exhala vapor de agua que es inodoro. Intentó abandonar el tabaco y ahora se aferra al vapeo. Se confiesa adicta, pero asegura que se siente mucho más sana que si fumase de verdad.

«El vaporizador lo uso desde hace dos años. Antes fumaba una cajetilla al día, ahora diez o quince cigarros pero sin combustión. La adición la tienes igual, el vapeo es adictivo porque sigue teniendo nicotina», explica Rosa.

Sin embargo, se siente mucho más sana que cuando fumaba. «La primera semana ya te das cuenta de que no roncas por la noche, ni toses, ni tienes los pulmones cargados, pero la adicción la tienes igual porque el tabaco, aunque no se queme, sigue llevando nicotina», afirma.

Aunque dejó el humo, continúa con el mono al tabaco. «Sí, sigues teniendo ganas de fumar, lo único que cambia es que ya no hay combustión», dice.

«El tabaco me sabe mal»

En principio no tiene intención de dejar de fumar: «Llegué a pensarlo, lo voy dejando poco a poco, con pastillas de nicotina o con el vaporizador. Algún día lo dejaré, pero ahora no lo dejo porque esto es distinto a fumar tabaco. Aún así, dejarlo me resulta más fácil porque, aunque estoy fumando esto, ahora el tabaco me sabe muy mal».

Esta trabajadora muestra el cigarro y cómo funciona su vaporizador, del que está muy contenta con su rendimiento. «El truco es que el tabaco no arde, lo metes en el tubo pero no le das fuego, y eso es más sano porque no tomas alquitrán. Sin combustión, proteges tu pulmón», asegura.

Está enganchada al vapeo pero lo justifica porque nota una mejoría en su salud. «Me siento mejor físicamente. Sí, soy adicta a la nicotina pero esto hace menos daño al cuerpo. Tienes las encías bien y no hueles a tabaco», afirma.

Rosa se aferra a que tras realizar pruebas médicas ha obtenido mejores resultados que cuando era fumadora. «Me hicieron las pruebas y tengo poco moco dentro, da los mismos valores que si hubiese dejado el tabaco, tengo mucho menos CO2», añade.

Pasados dos años, sigue conservando su hábito fumador pero de forma que ella considera más sana. «Estoy fumando casi la misma cantidad de tabaco que antes, pero esto no es igual, aunque me sigue siendo igual de caro», dice mirando el bolsillo.

Poco después, se cruza otro profesional que porta en la mano otro cigarrillo electrónico de color negro y un diseño robusto. «Parece que llevo pistola», bromea. Lo lleva a todas partes.