Los taxistas tienen 6 meses para implantar el pago con tarjeta

Luis Carlos Llera Llorente
luis carlos llera VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

CAPOTILLO

«Es una vergüenza que llegues al aeropuerto y algunos no tengan TPV», aseguran

18 sep 2018 . Actualizado a las 14:08 h.

Los 553 taxistas de Vigo tienen un plazo de seis meses para implantar la terminal punto de venta (TPV) par poder pagar con tarjeta en sus automóviles. La mayoría de los profesionales cuentan con este sistema, pero no todos. «Hay un 2 % que todavía no lo utiliza, pero hay que modernizarse o morir», señala Manuel Chorén, presidente de la cooperativa de taxis. Ahora, la nueva ordenanza aprobada por el Concello les obliga a ponerlo en funcionamiento, pero les da un margen de seis meses para que puedan negociar y adquirir la terminal que mejor se adapte a sus necesidades.

«Es una vergüenza que llegue al aeropuerto de Vigo y vayas a coger un taxi y te encuentres con que no puedes tomar ni el primero ni el segundo ni el tercero porque no disponen de TPV», señala un taxista. Lo observó hace unos días en las puertas de la terminal de Peinador. Él estaba sentado en el cuarto vehículo de la fila de la parada, apostado para recoger clientes y finalmente fue el elegido por el pasajero del avión ante las carencias de los taxis que le precedían.

El aeropuerto es uno de los lugares donde es más necesario el uso de tarjetas por el tipo de pasaje y el coste de los viajes. Los trayectos desde Peinador al punto de destino son más largos y más caros que dentro de la ciudad. Los taxistas tienen que cubrir en ocasiones distancias largas. No se desplazan solo a Vigo sino a otros municipios de la provincia e incluso de Ourense. Y no todo el mundo lleva encima el efectivo suficiente en ese momento. Otro punto donde la gente paga con tarjeta es la estación marítima. Cruceristas que cogen allí el taxi para ir al centro de la ciudad o para visitar otros lugares cercanos suelen echar mano de las tarjetas.

La mayoría de los conductores que no usa la terminal de cobro son taxistas veteranos. «No quieren tener TPV porque les cobran comisiones. Pero no podemos estar así, no vivimos en la época de los dinosaurios. Y luego nos quejamos de Uber o de Cabify».

Un taxista que renunció en su día al cobro de tarjeta cuenta que lo hizo porque «tuve un problema con un viaje al extrarradio y me pagaron con una tarjeta que luego no tenía fondos».

En el año 2006 hubo un intento de unificar el cobro a través de terminal de pago y se implantó el Taxitronic. Es un aparato que permite el cobro con plástico a la vez que hace de contador y expide recibos. Sin embargo, fuentes del gremio señalan que «a los cuatro años empezó a dejar de usarse el dispositivo para tarjetas del taxímetro porque había gente que se quejaba del funcionamiento y de lo que costaba». De esta manera se produjo una desbandada de taxistas que se cambiaron a las terminales individuales similares a las que usan los comercios. Desde entonces los bancos intentan captar a los autónomos con ofertas atractivas, pero luego, a veces, cambian las condiciones y se producen fugas de clientes de un banco a otro. Lo habitual es las entidades pidan una comisión entre el 0,6 y el 1 % de cada carrera y que exijan un número mínimo de pases y de facturación mensual. «Hay compañeros que rechazan el TPV porque les supone a veces el pago de unos treinta euros mensuales y no quieren perderlos», señalan profesionales del gremio.

Otros confiesan que para no perder dinero ha habido algún taxista que ha intentado la picaresca dejando que el taxímetro siga corriendo mientras hace la operación de la tarjeta. «Así factura cinco o seis céntimos más que es lo que puede suponer de comisión bancaria el cobro de una carrera en un trayecto desde el centro hasta Coia.