Concellos del área de Vigo toman medidas para erradicar el botellón

Víctor Currás VIGO

VIGO CIUDAD

Cedida

Las iniciativas van de la acotación de espacios, a la dispersión y control de los grupos

20 ago 2018 . Actualizado a las 13:32 h.

La prohibición de la entrada con alcohol a los conciertos del Carnaval de Verano de Redondela cogió por sorpresa a muchos de los jóvenes que tenían pensado asistir. La situación se repite en otras macrofiestas del verano, en las que como señala el alcalde, Javier Bas, el alcohol puede derivar en problemas. El Concello redondelano ha optado por los controles de acceso y la vigilancia de las patrullas policiales, pero no es la primera vez que ocurre en el área de Vigo. Cangas, Tui o Baiona han afrontado con recetas dispares, sin llegar a conseguir un resultado claro.

Bas reconoce que el botellón choca con la propuesta de ocio que le gustaría al Concello, más enfocada hacia las familias. La seguridad privada vigiló ayer el acceso y venta de alcohol, especialmente a los menores dentro del recinto de conciertos. En el exterior, Policía Local, Autonómica y Nacional desplegaron patrullas para disuadir la práctica del botellón fuera de la Alameda, ahora en obras. Hubo identificaciones de menores y llamada a los padres.

Este frente busca tener continuidad con charlas en los institutos para abogar por otras alternativas de ocio, sin determinarse por ahora si además habrá presencia policial en las calles para evitar el botellón.

En el extremo contrario, Baiona convive plenamente con este tipo de concentraciones durante el verano. El alcalde, Ángel Rodal, asume que al igual que en Sanxenxo, «el turismo conlleva de todo y hay que buscar un equilibrio». Aunque define a su villa como un destino familiar, han aceptado el ocio nocturno y deciden aportar los servicios mínimos para que este transcurra sin incidentes. De esta forma, están presentes una ambulancia y una patrulla ante cualquier imprevisto en el entorno de La Palma. Esa localización ha sido escogida durante muchos veranos por los jóvenes que acuden a Baiona, por lo que desde el Concello no se plantean propiciar un cambio de «botellódromo».

En un punto intermedio se halla Cangas. Tras conseguir erradicar el botellón del entorno del helipuerto y las naves de Ojea, el problema se ha dispersado por la localidad. Los jóvenes se concentran en grupos más pequeños en zonas como Rodeira, el nuevo párking o parte del centro. Aunque los ruidos y la basura generada son reducidos en cada punto, como apunta la teniente de alcalde, Mercedes Giráldez, estos afectan a un mayor número de vecinos y áreas.

Por ello y pese a considerar un éxito el desalojo del entorno del mar por su peligrosidad y una cuestión de imagen, creen que es pronto para poder hacer un balance defintivo de la medida.

En Tui es habitual que se concentren en el Penedo, una explanada cercana al río en la que no hay viviendas. El lugar es de paso del Camino de Santiago y evita ruidos en el casco urbano, siendo una zona de fácil limpieza, comparado con el casco histórico.

Todas estas actuaciones no tienen en cuenta situaciones excepcionales como pueden ser las fiestas del Cristo de Cangas, la Arribada de Baiona o O Marisquiño en Vigo, eventos con mñaás permisividad y medios de atención.

Ni la pedagogía en las aulas, ni la dispersión de la fiesta, ni la presencia policial han disuadido a los jóvenes de continuar bebiendo en la calle. Es pues una asignatura pendiente de las administraciones locales que resurge de manera cíclica por las quejas vecinales.

El entorno de As Avenidas continúa en el punto de mira. La Autoridad Portuaria prometió el verano pasado erradicar el botellón en esta zona tras la mala imagen que ofrece de la ciudad los fines de semana. Sin embargo, sigue siendo habitual que de jueves a sábado se concentren jóvenes para beber en esa zona, debido a su cercanía con las discotecas del Arenal.

Desde el 2015 esta actividad se desplazó hacia la fachada marítima del Náutico después de intensificar el Concello la presencia policial en el Casco Vello. Desde entonces por Cánovas del Castillo solo aparecen en ocasiones puntuales patrullas de la Policía Nacional, sin llegar a identificar ni multar a nadie. Cuando eso ocurre los jóvenes optan por trasladarse hacia la plaza de Compostela, aumentando los problemas, porque la Alameda se llena de bolsas, botellas y vasos en sus jardines. Además, los ruidos afectan a un número mayor de vecinos que en As Avenidas.

Tras el accidente de O Marisquiño, una patrulla de la Policía Portuaria se encuentra en la zona vigilando el paseo hundido, lo cual sirve como elemento disuasorio ante los jóvenes que puedan acudir al lugar a beber, aunque en verano el centro vigués no registra tanto ambiente como cuando hay curso escolar, trasladándose ahora las fiestas a los otros concellos del área.