Todas las administraciones hablan de las dificultades para acabar con la venta abusiva de entradas por Internet y se pasan la pelota unas a otras. Sin embargo, el modelo cántabro fue ensalzado en su día por el entonces ministro de Cultura, Íñigo Méndez de Vigo. Aseguró que esa ley «cuida al usuario» al tener que quedar registrado en las entradas el aforo del local donde se va a realizar el espectáculo, así como los precios. De esta forma se evita la especulación y falsificaciones.
Ese mismo ministerio y las comunidades autónomas acordaron en una reunión con representantes del sector dar los primeros pasos para luchar contra la reventa on line. A juzgar por los resultados, no se ha avanzado más, como tampoco han dado pasos de momento los nuevos responsables del Ministerio de Cultura, que ayer no aclararon la situación actual ante la pregunta de este diario.