La huelga de la zona azul provoca un tráfico caótico en calles del centro

Luis Carlos Llera Llorente
Luis Carlos LLera VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Oscar Vázquez

Conductores dando vueltas durante horas, doble fila y falta de vigilancia son algunas de las consecuencias que deja el conflicto

10 ago 2018 . Actualizado a las 17:36 h.

La huelga de trabajadores de la zona azul en protesta por el despido de ocho compañeros, unida a las obras de humanización de algunas calles y la afluencia turística ha convertido la tarea de aparcar en Vigo en una odisea.

En toda la ciudad, las máquinas expendedoras del tique de la antigua ORA han aparecido cubiertas con bolsas de basura negra y carteles que anuncia que no funciona por la huelga. Junto a una de estas máquinas en As Travesas había tres coches aparcados en doble fila ayer por la mañana. Uno de los conductores, Julio Sousa, esperaba a que su mujer saliese del centro de belleza. «Vivo a las afueras y vengo a recogerla. Son cinco minutos nada más», señalaba. Detrás de él un Audi aparcado también en doble fila dejaba el lugar a toda velocidad mientras su conductor hablaba por teléfono móvil. Ni un policía en esta calle, Otero Pedrayo.

El panorama en la plaza de la Independencia era más sorprendente. El entorno está en obras. No había agentes vigilando y un conductor se metió en dirección prohibida en uno de los carriles provisionales habilitado con los módulos de plástico blanco y rojo que separan los flujos de circulación. En la plaza había varios coches estacionados pertenecientes a la empresa que está ejecutando las obras. Pero, además otros vehículos particulares estacionaban momentáneamente para entrar en algunas tiendas. A ellos se añadía camiones de mudanzas y grandes furgones de paquetería. Todo ello en un espacio teóricamente peatonal y en el que hay numerosos niños jugando en un parque infantil que está sin acotar.

En Camelias es habitual la doble fila, pero ayer había hasta una docena de vehículos ocupando uno de los carriles, entre ellos tres ambulancias mal estacionadas. Uno de los conductores que había conseguido aparcar, Jaime Barreiro, aseguraba «he estado dos horas dando vueltas hasta que he conseguido dejar el coche bien estacionado».

En Rosalía de Castro también se prodigaba la doble fila. Uno de los gorrillas se alegraba de que hay huelga porque «aunque a mi me perjudica, a los conductores les beneficia». Una comerciante de la zona, Eva Fernández señalaba que «si no tienes garaje aquí estás perdido».

«Alrededor del Concello hay muchos conductores dando vueltas buscando un sitio. Yo he visto pasar al mismo coche por delante de nuestra sede varias veces a lo largo de una hora», señala Julio Fernández Collazo, uno de los trabajadores de la concesionaria Dornier que participa en las movilizaciones.