Un conflicto por una derrama mantiene un edificio de Coia vallado durante seis años

Pedro Rodríguez Villar
Pedro Rodríguez VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Laura León

Los vecinos del edificio número 54 de la avenida Castelao (Coia) llevan seis años rodeados de un perímetro de seguridad formado por dos líneas de vallas

01 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Las vallas fueron colocadas por la comunidad del edificio para proteger a los vecinos del barrio de desprendimientos de parte de la fachada. Esperaban que fuese algo transitorio pero pasan los años y siguen rodeados. El perímetro solo tienen dos entradas: una por la puerta principal del edificio y otra por la parte trasera.

El bloque es una torre alta, su fachada es blanca y está decorada con losas marrones ya viejas. El viento, la lluvia y la edad provocan que ya no estén fijas al muro como en los primeros días. «Ya han caído tres», avisa un vecino de la zona. Por ahora no hubo que lamentar ninguna desgracia porque las losas que se desprendieron estaban a poca altura. El problema es que aunque sean piezas pequeñas, si caen desde uno de los pisos de arriba sobre alguien podrían ser mortales.

Al lado del edificio hay una cafetería con terraza. Como en cualquier otro lugar, los niños que acompañan a sus padres no se quedan sentados en las sillas y salen a jugar en el patio aledaño al perímetro de seguridad. Muchos de ellos pasan su rato jugando al fútbol y, casi siempre, el balón acaba dentro del recinto vallado. Por lo que los niños entran en la zona de riesgo de desprendimientos a coger el balón.

El vecino, Pepe Outeiro, cuenta que el pasado fin de semana se encontró a un niño muy pequeño entre las vallas solo, advierte que es un peligro seguir así porque «cada día entran niños entre las vallas». Explica que pueden entrar porque «alguien las ha movido y ahora es muy fácil colarse», aunque ayer, la única vía de entrada al recinto vallado era a través de la zona trasera del edificio. Allí, la valla había sido desplazada para facilitar el acceso a la plaza adyacente sin tener que dar una vuelta completa a todo el bloque.

Las vallas rodean el edificio desde hace cinco años por un conflicto entre las distintas comunidades de vecinos de la zona. Cuando los residentes del número 54 aprobaron la derrama para el cambio de la fachada, contaron que los vecinos de los edificios con los que comparten garaje abonarían sus partes. Según un vecino del primero, a las comunidades con las que comparten el aparcamiento les corresponde una parte de la derrama. Los otros residentes se negaron a invertir en una fachada que no les pertenece y así, la situación se estancó hasta hoy.

Para terminar con el debate, la comunidad del edificio afectado llevó el asunto a los tribunales, pero aún no tienen respuestas por la larga lista de espera y la huelga de los funcionarios judiciales. Los vecinos esperan que este verano puedan conocer la resolución final y arreglar la fachada.

Hoy, en el rellano del recibidor del edificio hay varias imágenes de maquetas. Son los distintos proyectos presentados a los vecinos para renovar la fachada. Por ahora, ninguno está aprobado y las vallas siguen rodeando el edificio. Pepe Outeiro cree que si no lo corrigen pronto «cualquier día puede haber una desgracia». Aunque su vecino,David González,no considera la situación peligrosa. Por ahora, les toca seguir rodeados.