Localizan con un árbol genealógico a los dueños de fincas abandonadas

María Jesús Fuente Decimavilla
María jesús fuente VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

Valadares recurre al mapa ante la dificultad de encontrar a los herederos de los terrenos

28 jul 2018 . Actualizado a las 13:16 h.

La dificultad para localizar a los propietarios de las fincas con maleza y arbolado susceptible de arder con facilidad ha obligado a los vecinos de las distintas parroquias de Vigo a recurrir a todo tipo de argucias que les puedan dar una pista. En Valadares un árbol genealógico elaborado junto a un mapa toponímico en el 2013 les está salvando la vida o, como mínimo, les puede librar de un incendio. «Por ejemplo, sabemos que una finca pertenecía a un tal Pepe Rodríguez hace cien años, entonces vamos buscando a los herederos hasta llegar a los actuales. Sirve de gran ayuda», comenta el presidente de la comunidad de montes de Valadares, Gregorio Álvarez.

El proyecto se hizo cuando él se encontraba al frente del centro cultural. Precisamente surgió del problema existente con la localización de las fincas debido al abandono progresivo de la agricultura. Muchos de los herederos desconocen su ubicación, los límites y si existen copropietarios. Los autores fueron el historiador Diego Monroy Iglesias, la ingeniera de montes, Laura Benedicto Martínez, y la administrativa Amparo Otero Alonso.

El desconocimiento de los propietarios de los terrenos es, con mucho, el mayor problema al que se enfrentan los vecinos y en particular las comunidades de montes. «Anteayer cayó parte de un eucalipto, se llamó a la policía, lo cortaron y no se sabe a quién pertenece. Otros lo saben y pasan olímpicamente de limpiar», indica el representante comunal. Entiende que para que la gente haga caso, las administraciones deben predicar con el ejemplo y limpiar las cunetas de maleza. En ocasiones, si las silvas lindan con los montes comunales, las limpian ellos.

El mismo problema que los anteriores tienen en Coruxo. «Muchos vecinos no saben ni donde tienen la parcela, algunas son herencias de los bisabuelos y los padres no han ido enseñando a los hijos donde estaban situadas. Si linda con el monte y no es muy complicado ayudamos a la gente a encontrar la propiedad. El 90 % de las fincas privadas ardieron y lógicamente hubo quien limpió, pero es una minoría», explica Antonio Ocampo, presidente de la comunidad de montes de Coruxo. En la actualidad la entidad corta la madera quemada en los incendios de octubre del pasado año y lleva a cabo labores de limpieza de las zonas que se salvaron de la quema. Cuenta con cuatro trabajadores propios y tres del plan de empleo del Concello.

En Matamá sucede más de lo mismo. «Entre los particulares hay de todo. Algunos no solo no limpian el entorno de las viviendas, sino que no retiran la madera quemada. Al lado de mi casa hay acacia de cuatro metros de alto. Llamé al propietario y aún no lo he denunciado, voy a esperar porque un año lo hizo. Lo más difícil es identificar a los dueños», comenta el presidente de la comunidad de montes, Indalecio Bastos. En su caso tienen dos brigadas trabajando en la limpieza de los montes, una del Concello y otra de la subvención de la Xunta para la retirada de madera quemada no comercial. Cree que la solución a los incendios no pasa solo por desbrozar, sino por cambiar el modelo forestal para que no arda. «El agente forestal me dijo que la hierba de alrededor de la casa debía tener un máximo de cinco centímetros, si nos exigen esas condiciones no las cumple nadie», concluye.

Uxío González, presidente de la mancomunidad de montes de Vigo, coincide en que la mayoría de los particulares no limpian las fincas, pasan de todo, y solo entienden cuando sucede algo.

El Concello requiere a los propietarios de las parcelas sin limpiar que las adecenten

En previsión de que se repita lo ocurrido en octubre del 2017, el Concello ha empezado a enviar cartas y denuncias a los propietarios de los terrenos abandonados. Sin embargo, la dificultad para identificarlos ha provocado alguna que otra confusión.

«Me llegó una denuncia del Concello por una finca que no era de la comunidad de montes de Matamá. Nos decía que teníamos una finca de eucaliptos y que la limpiáramos, y no era verdad. Lo nuestro solo eran abedules, las parcelas sucias son las de al lado. Presentamos una alegación explicándolo. El catastro no está correctamente actualizado y ocurren estas cosas», apunta el representante de la comunidad de montes.

De la misma opinión es Eduardo García, presidente de los comuneros de Teis. En su opinión, «no se pueden hacer las cosas de un plumazo, el monte no es Castrelos y el catastro está obsoleto, hay que limpiar las cunetas y no aplicar herbicidas; hay un ansia de que los concellos hagan de policías y jueces».

También la comunidad de montes de Valadares recibió un requerimiento del Concello para que limpiara el terreno como consecuencia de la denuncia de un particular. En este caso, una parte le correspondía y otra no.

La Consellería de Medio Rural indica que en su página web tiene un registro de montes vecinales en mano común actualizado con la información que van remitiendo los comuneros. Recuerda que desde la aprobación de la ley de montes del 2012 es competencia de los propios comuneros deslindar sus montes y trasladarle esa información.