Uno de las disciplinas más temidas por los pacientes, la urología, también está presente en la muestra gracias a la cesión por parte de las familias de los doctores Martín y Fernando lago de un conjunto de cánulas, antisépticos y diversos bálsamos y preparados del pasado.
Al margen de las llamativas novedades de la exposición, están también en la sala diversas joyas de la colección permanente del museo, como un microscopio monocular que data de 1925 o un Vaso Train, que se empleaba en terapias por compresión al vacío en el servicio de cirugía vascular para mejorar la circulación en las piernas. Una balanza de precisión anatómica, una bicicleta de rehabilitación, el primer ecógrafo que tuvo el Sergas o los uniformes de las enfermeras de los años 50 completan la nómina de rarezas expuestas en el hospital.