Panxón acogió refugiados procedentes de Laos

La Voz

VIGO CIUDAD

En abril de 1980 llegaron 257 personas a la residencia de Nigrán

17 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La crisis bélica sufrida por el sureste asiático a finales de los años setenta del pasado siglo provocó que Galicia se convirtiera en un lugar de acogida para 257 laosianos. Llegaron a finales del mes de abril de 1980 y fueron alojados provisionalmente en la residencia, entonces denominada Luis Collazo, de Patos.

«Estamos en una nueva tierra amiga», decía a La Voz de Galicia Suvannaphton Insisiennay, un joven militar de Laos que había llegado a Vigo con su esposa y sus cinco hijos. Como tantos laosianos, terminó en el campo de refugiados de Nongkai tras una larga peripecia a través del río Mekong. Componían la expedición un centenar de niños de entre 4 y 10 años y 19 bebés. El resto personas mayores. En Tailandia había en aquel momento 18 campos de refugiado.

Una redactora de La Voz, Carmen Parada, estuvo con ellos en los primeros momentos de su estancia en Galicia. Con la ayuda de una interprete, la periodista pudo hablar con ellos. «No conocíamos España, pero habíamos oído hablar de ella aunque nunca creíamos que llegase a ser nuestra segunda patria», explicaba uno de los refugiados.

«Las personas que han venido son mecánicos, agricultores y empleados de oficinas, un médico, peluqueras, mecanógrafas, etcétera. Todos ellos se muestran serenos, agradecidos y sonrientes. Andan por los pasillos de la residencia haciendo saludos -inclinan cuerpo y cabeza- sentándose a la manera hindú y en cuanto pueden se descalzan. Miran asombrados y con los ojos muy abiertos todo lo que le rodea. La mayoría de religión budista, no había visto nunca el mar, y el agua, muy vinculada a sus creencias tradicionales, les despierta emoción», escribía.

El plan era que estuviesen dos meses en la residencia de Patos para luego ser distribuidos, a razón de dos familias, por casi todas las provincias españolas. El Ministerio de Trabajo les facilitaría, casa, escuela para los niños y un empleo. Durante tres meses se les daría una pequeña cantidad de dinero para equipar su hogar, luego se les considerará plenamente integrados en sociedad.