Un grupo bien encaminado pero sin medios

Antón Lois AMIGOS DA TERRA VIGO@TIERRA.ORG

VIGO CIUDAD

Foto de archivo de un miembro de la UMIR con una culebra
Foto de archivo de un miembro de la UMIR con una culebra Policía Local de Vigo

Vigo sigue en la ruta del tráfico a pequeña escala de animales exóticos que malviven en pisos de la ciudad

14 may 2018 . Actualizado a las 22:43 h.

Disculpen que por una vez empecemos con una cuestión particular, pero hoy tenemos la excusa perfecta para saldar una deuda pendiente con la UMIR, la Unidad Medioambiental de Intervención Rural de la Policía Local de Vigo. La cosa empezó hace tiempo con una discrepancia sobre un ave rapaz que recuperaron tras colarse en un gallinero. Un gavilán, decían ellos, un azor afirmé yo viendo la foto publicada en estas páginas. La foto era regular, pero la conclusión es sencilla: yo estaba equivocado, los agentes de la UMIR tenían razón.

Mostrando un talante digno de mención nos invitaron a que les impartiésemos unas jornadas formativas sobre el otro asunto peliagudo, la identificación de ofidios de la ciudad que, una primavera más, empiezan a colarse en las casas. Fue un placer, y un honor, compartir ese par de días en los que, además de aguantar estoicamente el (merecido) vacile por el asunto del gavilán, sigue pendiente nuestra apuesta con la confusión entre las culebras bastardas y las de collar. Por las últimas fotos vistas, amigos, vais perdiendo. Esas jornadas nos permitieron conocer desde dentro el trabajo de la UMIR, excelente por cierto, y de sus actuaciones de esta semana surge la excusa para ponerlo en valor.

Capturaban a nuestros amigos en pleno casco urbano y devolvían a sus propietarios, un ejemplar de águila Harris en la avenida de Madrid y un guacamayo en Marqués de Valladares, en ambos casos escapados a sus propietarios. La pregunta pertinente sería: ¿Qué pintan dos aves silvestres, de América del Norte y Sur respectivamente, volando por Vigo? La respuesta es que sencillamente tenemos vecinos que consideran que una jaula en su piso es un lugar perfecto para que viva un animal silvestre lejos de su hábitat natural, de su ecología, y de su biología. En estos casos existe siempre un argumento de fondo: animales salvajes y exóticos, e incluso autóctonos, criados en cautividad, registrados y autorizados se pueden tener en casa, por lo tanto si es legal se puede hacer, pero la legislación reglamenta y determina la posibilidad, no la ética.

El tabaco es legal, pero ninguna ley dice que sea saludable ni ningún juez nos obligará a fumar, ¿lo que legalmente se puede hacer se debe hacer? Esto nos lleva al más complicado asunto de la moralidad, que lejos de ser una prenda en serie viene siendo un traje que cada cual se construye y pone a su medida. El pintoresco argumento justificativo es el «amor a los animales». Revisemos el concepto: una persona que tiene una ave tropical en otro continente que procede de otro hemisferio del mundo, dentro de una jaula en un piso de Vigo, aislada de su hábitat, de su clima, de sus congéneres, de su ciclo biológico y ecológico y condenada a la cautividad durante toda su vida es una persona que «ama a los animales». Si esto lo hacen motivados por su distorsionado punto de vista del amor a los animales da un poco de miedo imaginar lo que harían esas personas si no los amasen. Pero como decíamos, esto es en muchos casos legal, aunque no siempre.

Vigo no está en las principales rutas del tráfico de animales, un lucrativo negocio que tras el tráfico de drogas, armas y seres humanos está en el cuarto puesto del mercado ilegal. Pero Vigo sigue siendo una ruta de entrada, fundamentalmente a través de su puerto, del «menudeo a pequeña escala» de este mismo tráfico ilegal. Además de una tortura animal se trata también de un serio problema administrativo, pues devolver estos animales a sus hábitats es prácticamente imposible y los centros de recuperación de fauna no cuentan con instalaciones adecuadas para estas especies exóticas, valga como ejemplo el que nos corresponderá, una vez cerrado Cotorredondo, a nivel provincial en Carballedo, que en plena construcción carece de dichas instalaciones.

Esto lo saben bien los agentes de la UMIR de la Policía Local. Es una de las muchas tareas que les encomendamos, porque para eso, para asignarles responsabilidades, no nos cortamos, pero para asignarles personal, medios, recursos y presupuesto suficiente es otra cosa, ¿verdad, señor alcalde?

Valga este elogio a la UMIR para recordar que necesitan más recursos, porque además de cuidarnos a todos y todas están protegiendo todo lo que nos mantiene vivos. Recuérdenlo, y agradézcanselo, cuando los vean. Deuda saldada, amigos.