Gran Vía

Eduardo Rolland
Eduardo Rolland LA BUJÍA

VIGO CIUDAD

12 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Mucho va a tener que explicar la Xunta su decisión de paralizar las obras en la Gran Vía de Vigo. Porque por ahora no lo ha hecho. La Dirección Xeral de Patrimonio tumba el proyecto con apenas dos frases. Afirma que «no es acorde con la preservación del conjunto urbano» al que otorga «gran valor social y cultural» sin especificar qué elementos del patrimonio estarían en riesgo.

Sorprende que no se argumente una decisión tan grave, que entraña poder perder 15 millones de euros en fondos europeos. Sorprende que unos funcionarios en un despacho de Pontevedra tumben un proyecto ya aprobado por la Unión Europea y el Gobierno de España. Y sorprende que la resolución parezca instrumental. E incluso injusta a sabiendas, de lo cual todos conocemos sus consecuencias. Asombra esta protección en un entorno donde se autorizó el colosal párking de Urzaiz. O donde se acaba de derribar el colegio de Cluny. O se construyeron las escaleras mecánicas de la calle Segunda República a tres metros del edificio Simeón. Y sobre restos arqueológicos catalogados. Solo las rampas de Gran Vía están ya consignadas en 4,8 millones de euros para 2018. Y hay más dinero europeo para 2019 que habrá que devolver si no se ejecuta antes de 2020. ¿Se puede paralizar esto con una frase tan simple y vaga como «el gran valor social y cultural»?

Mucho van a tener que razonar y documentar esto. Y esperemos que esta resolución no tenga consecuencias penales. Porque la decisión de la Xunta suena demasiado extraña. Por de pronto, ya lo es paralizar una inversión europea millonaria. Y hacerlo sin argumentarlo.