Vive en la peluquería que no pudo abrir

María Jesús Fuente Decimavilla
maría jesús fuente VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Xoán Carlos Gil

Las Seguridad Social le ha dado el alta, pero él se ve incapaz de incorporarse al trabajo y carece de recursos

05 may 2018 . Actualizado a las 23:23 h.

Lo de Adrian Haloiu es un auténtico drama. Su precaria situación económica no le permite pagar el alquiler de un piso y le obliga a vivir en una peluquería, un negocio que él mismo reformó en la viguesa avenida de García Barbón y que, según cuenta, ni llegó a poner en marcha. Y esto, gracias a la generosidad del dueño del local, que, conocedor de su situación, no le cobra. «Tiene un corazón de oro», dice de él.

«Trabajaba limpiando trenes de larga distancia en Urzaiz, cuando hace dos años tuve un accidente en una arqueta y me hice varias lesiones. En ese momento no me dieron la baja, me mandaron a casa con una bolsa de hielo e Ibuprofeno. Fue después, cuando fui al hospital a hacerme pruebas porque tenía muchos dolores, cuando me la dieron», explica Adrian. Las lesiones no solo le obligaron a suspender su trabajo en Renfe, sino que le impidieron abrir la peluquería, que ahora ha reconvertido en su hogar.

Como el empleo no era a jornada completa, Adrian había decidido recurrir también a su antigua profesión de barbero y peluquero ejercida en un local de la calle Pino. De hecho, en más de una ocasión se ha prestado a afeitar a algún enfermo hospitalizado de forma gratuita.

Tras dos o tres meses de baja, finalmente le dieron el alta al considerar que ya estaba en condiciones de trabajar. «Empecé, pero reventé y me ingresaron en el hospital, estuve dos meses y pico ingresado a la espera de operarme, pero al final, no sé por qué, me dijeron que no pasaría por el quirófano. Me mandaron a casa con rehabilitación y unos dolores insoportables», añade.

«Solo pido que me curen»

Antes, al darle la primera vez de alta, Adrián ya había denunciado la situación. El juicio se ha aplazado en tres ocasiones, la última este mismo mes. «Iba a celebrarse el día 4 y me lo han cambiado para el 12 de diciembre. No solo eso, sino que me han vuelto a dar el alta, según me ha dicho el abogado. En teoría, ahora estoy de vacaciones, pero cuando se me acaben no voy a poder incorporarme y me van a echar al no celebrarse antes el juicio, no sé qué hacer. Yo solo pido que me curen, que me operen o que me hagan lo que sea para estar bien, no pido dinero ni nada. Necesito la justicia para solucionarlo», comenta.

La mesa de la peluquería le queda pequeña para tantas medicinas: Fentanilo 25, Enantyum, Deprax... Tal es el dolor que tiene que es incapaz de dormir en el camastro y lo hace sobre un sillón de la peluquería.

La Seguridad Social le ha denegado la incapacidad permanente por «no alcanzar las lesiones que padece un grado suficiente de disminución de su capacidad laboral». Por otra parte, informes médicos reflejan lumbalgia incapacitante con afectación neurológica, entre otras dolencias y advierten que camina con muletas y que no puede desempeñar actividades.

Haloiu, de origen rumano, agradece el apoyo que está recibiendo de algunos vecinos de la zona y de otra gente que le conoce desde que vive en Vigo, hace ya dieciséis años.