Juzgado el conductor de un BMW acusado de acoso sexual a la relaciones públicas de un pub de Areal

e. v. pita VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M. Moralejo

La víctima asegura que el implicado hacía actos obscenos delante de ella cuando trabajaba y que intentó darle un beso y desnudarla.

26 abr 2018 . Actualizado a las 08:05 h.

Un joven fue juzgado ayer en Vigo por un supuesto acoso sexual a una relaciones públicas de un pub de Areal que repartía tarjetas de publicidad en la calle. La víctima contó en el juicio que el individuo la acosó varias fines de semana hasta que la atacó sexualmente, quiso desnudarla o hizo actos obscenos.

El implicado es un jugador de un equipo de balonmano de la zona de Chapela. Insistió en su inocencia. Se enfrenta a nueve meses de cárcel y lo negó todo. Alegó que solo la conoce porque le dio a su pandilla unas invitaciones para entrar en el local y, días después, su novio lo pilló por la calle y quiso darle una paliza después de que la chica lo señalase. Tuvo que pedir que llamasen a la policía. Incluso le prohibieron entrar en el pub donde trabajaba el novio de la denunciante. Trajo a dos amigos para corroborar su versión de que nunca habían tenido incidentes con la joven, a la que solo conocían porque repartía piruletas y cartulinas para invitaciones y un día le dieron unos besos a modo de saludo.

El juicio se celebró en el Juzgado de lo Penal número 2 de Vigo. La joven acudió acompañada de su madre pero no sabía que podía haber traído un abogado privado para defender su causa y llamado a sus propios testigos para que ratificasen su versión.

Los hechos transcurrieron entre el 19 de marzo y junio del 2017. En el juicio, ella contó que el acusado merodeaba por la zona de copas a bordo de un coche BMW los sábados por la noche, le gritaba «guapa» y la invitaba a subir pero ella tuvo miedo. Otra noche intentó besarla tras agarrarla de la cabeza, pero ella le hizo la cobra. En otra ocasión, el supuesto acosador se masturbó en un garaje a 150 metros mientras la miraba a ella cuando trabajaba. Y días después, asegura que la abordó e intentó bajarle el top «para desnudarme en la calle». El acusado replica que «no tiene sentido» hacer algo tan escandaloso en un vial repleto de gente.

La Fiscalía, que vio la versión de la víctima consistente en el tiempo, recalca que el acusado la seguía a pocos metros cuando ella salía de trabajar y entraba en los mismos locales hasta que le prohibieron la entrada. «Le causó angustia y temor que le llevó a cambiar sus hábitos, incluso dejó de salir de noche para evitar coincidir con él».

La víctima explicó a la jueza que «si te persiguen, te sabes la matrícula del coche, te acojonas porque te preguntas qué es lo que piensa esa persona y yo no me podía mover de mi puesto de trabajo». Al terminar su declaración, estalló en sollozos.

La defensa ve versiones contradictorias, una palabra contra otra. El acusado, en su derecho a decir la última palabra, recalcó que «si realmente la seguía y me ve la cara, para qué me ofrece tarjetas a mí y mis amigos? No es coherente».

«Si te persiguen, te sabes la matrícula, te acojonas, te preguntas qué piensa esa persona»

«Si yo realmente la seguía, ¿por qué nos ofrecía tarjetas de publicidad a mí y mis amigos?»