De Escocia a casa por las zapatillas

manu otero VIGO / LA VOZ

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Oscar Vázquez

La morriña y el fin de la crisis hizo retornar a este ingeniero convertido en autónomo

20 abr 2018 . Actualizado a las 08:05 h.

La crisis obligó a hacer la maleta a muchos vigueses. Ahora que lo peor del temporal parece haber pasado, algunos están dispuestos a volver a casa. Uno de ellos es Óscar Fernández, ingeniero técnico industrial, que pasó los últimos diez años de su vida lejos de Vigo. Hace dos años decidió regresar para estar cerca de sus padres y se hizo cargo de una zapatería de barrio si más aspiraciones que «tener un sueldito y poder irme de vacaciones una vez al año, no pido más, no quiero hacerme rico», explica este autónomo de 38 años.

La crisis lo obligó a dejar su casa hace 10 años. Tenía trabajo, la empresa en la que había ejercido de becario le ofrecía un puesto en prácticas. Lo rechazó. Quería un puesto fijo y había hecho méritos para ello. Así que puso rumbo a Valencia, donde vivían unos familiares, allí pasó cinco años hasta que su empresa ejecutó un ERE que lo dejó en la calle. Trató de encontrar empleo en otras empresas, sin suerte. Así que volvió a hacer las maletas. Con el objetivo de labrarse un futuro y mejorar el dominio del inglés se estableció en Edimburgo, en Escocia. «Al principio fue muy duro, no me enteraba de nada», confiesa el vigués. Pero rápidamente consiguió adaptarse. Compaginó sus estudios en una academia para aprender la lengua con trabajos temporales, primero en una empresa de mudanzas y luego en una de limpieza. Desarrollaba su labor en una tienda de H&M, cadena en la que unos meses después consiguió un empleo a tiempo parcial, para acabar siendo encargado del almacén a tiempo completo. «La cosa pintaba muy bien, tenía un piso mejor, un buen trabajo, un buen sueldo...».

Todo iba tan bien que era el momento de tomar decisiones. «¿Me establezco aquí de por vida o quiero volver a España?», se cuestionó. Pesó más el amor por su familia y su tierra que la comodidad que se había labrado en el Reino Unido. «Mis padres se iban a jubilar, se van haciendo mayores, soy hijo único y si algún día me necesitan, ¿los voy a hacer cambiar de país?». Fue el detonante que condujo a su regreso a Vigo.

Hace dos años que Óscar Fernández volvió a casa para empezar de cero. A través de parientes cercanos se enteró de que un matrimonio también retornado tras una temporada en París se jubilaba y cerraban su comercio: Zapatería y Lencería Bruña. Una tienda de barrio en el entorno de Povisa a la que acudían los vecinos para comprar zapatillas o ropa para el día a día. En este negocio ha invertido Óscar todos los ahorros de su época en las islas británicas. «El balance es positivo porque he recuperado el contacto con mi familia y mis amigos, pero el mundo del autónomo es difícil», admite el vigués. Tiene intención de reformar un comercio de casi treinta años de antigüedad pero por el momento prefiere centrar sus esfuerzos en la compra de mercancía de calidad. «Trabajo con fabricantes españoles», puntualiza para dejar claro su compromiso con la economía y los pequeños empresarios nacionales.

Está seguro Óscar de que «mucha gente que está fuera es porque no se pudo quedar y si tienen la opción, vuelven». Por ello agradece campañas como la de la Secretaría Xeral de Emigración para ayudar a retornar a los emigrantes gallegos. Él recibió una decisiva inyección económica para impulsar su empresa. «Es una ayuda muy importante», remata.