Inmaculada Paz Andrade y Jacquelyn Campbell, honoris causa de la Universidad de Vigo

María Jesús Fuente Decimavilla
maría jesús fuente VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

SANDRA ALONSO

Con ellas son cuatro las mujeres premiadas de un total de 28

22 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La catedrática de Física Aplicada de la Universidad de Santiago de Compostela Inmaculada Paz Andrade y la experta en violencia de género de la Universidad Johns Hopkins, Jacquelyn Campbell, serán las próximas doctoras honoris cauda por la Universidad de Vigo. El consejo de gobierno de la institución académica aprobó ayer las propuestas formuladas desde los departamentos de Física Aplicada y de Análisis e Intervención Psicosocioeducativa, respectivamente. De esta forma se convierten en la vigésimoséptima y vigésimooctava honoris causa de Vigo y elevan a cuatro el número de mujeres que reciben el galardón tras Lynn Margullis y Eirén Moure.

En el caso de Inmaculada Paz Andrade se le reconoce su trayectoria científica como referencia mundial en Microcalorimetría, Ternogénesis y Calorimetría Diferencial de Barrido. En la actualidad ejerce como profesora-investigadora ad honórem en la Universidad de Santiago de Compostela, donde creó uno de los laboratorios más destacados de microcalorimetría de España e incluso del mundo.

En 1999 desarrolló proyectos de investigación relacionados con incendios forestales y creó el grupo Thor para elaborar herramientas informáticas para la lucha integral contra el fuego.

La trayectoria de Jacquelyn Campbell en el ámbito de la violencia de género se remonta a casi cuatro décadas en las que cabe señalar su liderazgo y activismo a favor de la igualdad y contra las formas de violencia que sufren las mujeres.

Con cerca de trescientas publicaciones, Campbell diseño un instrumento para evaluar el riesgo de homicidio, Danger Assessment (DA), que se emplea en 28 estados de Estados Unidos en casas de acogida, tribunales, departamentos de emergencias, así como en otros servicios de salud. Su trayectoria comenzó en 1980, cuando la violencia de género era un tema invisible.