El entrenamiento de alto rendimiento está enfocado a extraer el máximo nivel de cada joven guardameta
12 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Un portero nace y se hace. Lo asegura Edu Rodríguez, que algo entiende del tema. Ejerció durante años bajo palos y cuando le tocó el turno de colgar los guantes se pasó al otro lado, al de la preparación de guardametas. Hoy, con dos décadas de experiencia como entrenador y una formación específica en la materia, ejerce como director deportivo y entrenador de la Escuela de Alto Rendimiento Porteros Vigo. Una propuesta que nació de manos de la empresa privada como una experiencia puntual de clinics y que acabó convirtiéndose en una opción asentada en el tiempo para atender la demanda.
«Es un concepto nuevo, hay más escuelas de porteros en Galicia, aunque nosotros empezamos siendo de las primeras, lo que nos diferencia es que tenemos dos tipos de escuela. Empezamos con una escuela de tecnificación para niños pequeños, de prebenjamines a alevines, y una de alto rendimiento para alumnos más mayores, infantiles y juveniles», detalla Edu Rodríguez. Esta segunda, la de alto rendimiento, es la que les distingue. «Esto lo hacemos de infantiles a juveniles y con chicos que ya tienen un mínimo nivel. Son niños que incluso en sus equipos pueden tener un entrenamiento de porteros, pero en la escuela hacen un trabajo mucho más específico. Son grupos de seis niños por entrenador y es una metodología mucho más enfocada a la mejora integral del portero como futbolista en sí. Nuestra metodología va en función de la toma de decisión del portero, intentamos que las tareas se produzcan en acciones reales de juego para que así su toma de decisión en los partidos sea mucho más correcta».
En Porteros Vigo entienden que los entrenamientos deben ser desarrollados con mimo. Aunque estarían abiertos a organizar nuevos grupos, el máximo que tienen ahora es de doce plazas y están completas con niños de entre 12 y 18 años que se distribuyen en dos grupos y que realizan una vez a la semana sesiones de 90 minutos en las que nunca están parados. «No queremos tener a los niños en colas, en nuestras tareas todos trabajan al mismo tiempo».
Edu Rodríguez se encarga de un grupo y Brais Pereiro, portero del Rápido de Bouzas, del otro. «Es muy importante para los niños tener un entrenador que a día de hoy esté compitiendo», defiende el director deportivo. Ejercicios muy específicos que buscan una mejora integral y que pretenden responder a situaciones reales de los partidos es lo que desarrollan durante esa hora y media.
Porteros, un carácter especial
En el mundo de los porteros y la formación, explica el entrenador, se ha dado en los últimos años un paso de gigante. «Yo llevo 22 entrenando porteros y fui de los primeros en Galicia, este trabajo especifico no lo había en otros sitios. Ahora ya hay personas en los clubes de base que se dedican a los porteros y se les dedica un trajo aparte. Todo el mundo tiene claro que el portero necesita un entrenamiento diferente y específico para que la mejora sea importante», explica Rodríguez, que ha entrenado en todas las categorías, a excepción de la Primera División.
¿Qué buscan los niños y los padres cuando acuden a la escuela de alto rendimiento? «En general, el portero y su familia son más maduros y lo que buscan es aprendizaje, mejora y perfeccionamiento. No ven como objetivo llegar a un determinado lugar», describe Rodríguez, que hace hincapié en que la portería a menudo forja un carácter más sólido. «Para ser portero hay que tener determinadas características de personalidad pero también las vas desarrollando con los años. Nuestro carácter como porteros nos forma mucho para la vida, la responsabilidad de tus acciones te hace más fuerte, ser más decidido, tener las cosas más claras. A mí me ha valido mucho en ese sentido. Estuve hasta los 19 en el Celta y fue una evolución brutal, era muy tímido y desarrollé una personalidad fuerte». Es lo que tiene la portería, que construye jugadores y personas.