La Miñoca muda la piel

manu otero VIGO / LA VOZ

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MANU OTERO

La escultura del barrio de A Florida pierde sus azulejos por la acción de vándalos y niños

14 feb 2018 . Actualizado a las 13:27 h.

No es una serpiente, es una Miñoca. Pero está mudando la piel como un reptil. Desde hace casi veinte años, en uno de los parques más frecuentados de la ciudad, en el corazón del barrio de A Florida, emerge una colosal lombriz de piel acristalada y tono cobrizo. No es un primo lejano del monstruo del lago Ness, con quien muchos la identificaron en sus primeros años de vida, es la Miñoca, un icono de Vigo. Pero esa pasión que levanta es la misma que contribuye a acabar con su esplendor. Los niños escalan por su lomo, otros menos inocentes arrancan los azulejos o pintarrajean su piel y las inclemencias climáticas hacen el resto. En suma, la Miñoca se está quedando calva por un lado y sucia por otro.

No es el único mal que afecta a un parque que, cuando luce el sol, se llena de familias. El bordillo granítico de la fuente de la cola de la Miñoca está roto por las pedradas de algunos incívicos. Igual que los bloques de cristal de las torres lumínicas que se levantan en las cuatro esquinas del jardín, que también están plagadas de pintadas. En el local de la asociación de vecinos han visto cómo una de las ventanas de su cristalera se convertía en blanco de las pedradas hasta tres veces en el último año. La más reciente, hace dos meses. «Esta aínda non a reparamos por se a volven romper», lamenta la presidenta de la agrupación vecinal, Elena Losada.

Los vecinos no se quejan por la falta de vigilancia ?«veñen sempre que os chamamos», agradece Elena a la Policía Local?, aunque admiten que podría ser mejor. Con lo que están realmente molestos es con la conducta irrespetuosa de algunos residentes. «Quéixome do incívicos que somos algúns», critica Losada.

En este sentido, la presidenta alerta de la presencia de jóvenes haciendo botellón en el entorno de la piscina, en las cercanías de la sede vecinal y alrededor del propio parque de la Miñoca. Está convencida la portavoz vecinal que son ellos los causantes de buena parte de los destrozos del mobiliario urbano.

«Hace falta más educación y mayor vigilancia», pide un vecino del parque que paseaba ayer con su perro por el jardín. «Siempre hubo chicos que hacen trastadas, es habitual, pero estaría bien corregirlo», reconoce este vigués, que es testigo habitual al ver cómo niños de todas las edades escalan hasta lo alto de la miñoca. «De vez en cuando vienen a reponerlos, pero si viniesen más a menudo, la gente se cortaría más antes de romper las cosas», pide el mismo vecino.

Aunque en los meses de invierno es menos habitual, alerta Losada de un problema que complica la convivencia en el parque. Los padres cambian el pañal de sus bebés y tiran los restos a las papeleras. Luego, las gaviotas picotean las bolsas y esparcen los residuos por toda la plaza. «Hai que ser máis coidadosos», pide la presidenta de la asociación de vecinos.

Hace unos días, otro vecino compartió en las redes un nauseabundo hallazgo. Dos cabezas de pescado en mal estado fueron descubiertas en el jardín. Creen algunos que alguien las dejó allí para alimentar a una colonia de gatos cercana, lo que suscitó el malestar de otros usuarios que, sin oponerse a alimentar a los felinos, piden que lo hagan con pienso.

Este descuidado aspecto no es exclusivo del parque de la Miñoca, en una plaza ajardinada aledaña, la del gimnasio Máis que Auga, los vándalos también se han quedado a gusto. Los bancos y las tablas de madera del pavimento están destrozados. Buena parte de las tablas que fueron arrancadas de los asientos y del suelo están desperdigadas por el jardín. Además, los propios bancos y paredes están llenos de pintadas de escaso valor estético. Y la barandilla de la azotea del gimnasio, en la que hay un parque infantil, ya no es acristalada porque en su lugar hay vallas de obra.