«Estuve los diez días que dejan en Marqués de Valterra y ahora me quedé en la calle»

María Jesús Fuente Decimavilla
maría J. Fuente VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

07 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

es uno más de los usuarios que han tenido opción a dormir bajo el techo del albergue municipal.

-¿Por qué duerme ahora en la acampada de la Praza do Rei?

-Estuve en el albergue de Marqués de Valterra diez días y como no dejan seguir más de ese tiempo me tuve que ir. Salí el día 1 y hasta el 11 no puedo volver. De todas formas yo voy todos los días a la puerta por si falla alguien y me cogen. De momento no he tenido suerte. Menos mal que me dejan estar aquí en una tienda de campaña. Hoy [por la madrugada de ayer] es el quinto día que no he podido entrar y que duermo en la acampada. Pero, voy a seguir yendo, por intentarlo que no sea.

-¿Tiene dificultades para encontrar plaza?

-Si llega una persona de 60 años, aunque no tenga ninguna dificultad y se maneje bien, entra mejor que yo, que tengo 57, aunque yo tenga problemas de movilidad. Tengo úlceras varicosas en los tobillos, si no las cuido la piel se me abre y se me puede infectar.

-¿Ha estado en más ocasiones en el albergue?

-Estuve otra vez y, como ahora, me tuve que ir. También fui al de los hermanos Misioneros de los Enfermos Pobres de Teis, peor allí, después de pasar diez días tienes que estar un mes fuera para poder volver. Además, está muy lejos para ir andando.

-¿Cómo es la vida dentro del albergue?

-Tienes que ir a tu rollo, cuanto menos hables es mejor porque hay personas con las que puedes hacerlo, pero con otras no. No se puede estar todo el día allí. En Teis sí. Puedes entrar a las cinco, ducharte y a las siete cenar. Estoy deseando que algún día me cambie esto. Una vez me tocó la lotería, 6.000 euros, y lo invertí en la enfermedad de mi padre. Tuvimos que llevarle al Juan Canalejo, a A Coruña, pero no pudo ser y se murió.

-¿De qué vive?

-Vendo lotería en la puerta de las consultas externas que tiene Povisa en el 120 de Gran Vía. Antes me ponía en la entrada principal del hospital, cuando se entraba por la calle Salamanca.

-¿Y no le da para pagar una pensión?

-No. Están prohibitivas.

-¿Tampoco tiene algún familiar al que recurrir?

-Tengo la casa de mi madre, pero no voy porque chocamos y discutimos. Tiene 84 años y no me gusta enfadarla, se pone enferma.

-Supongo que no se podrá permitir tener vicios.

-No bebo ni fumo. El único vicio que tengo es hacer quinielas de fútbol con la esperanza de que me cambie la vida. Es mejor no hacer todas las apuestas en una columna y hacerlas de dos en dos, porque así Montoro se lleva menos.