El paseo de Bouzas se llena de vallas para evitar caídas en los socavones

s. antón VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

El Puerto firma que el acuerdo de cesión deja claro que el que tiene que encargarse de repararlo es el Concello

07 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Mientras Concello y Puerto se pasan la pelota de la responsabilidad, el deterioro del paseo de Bouzas progresa a ojos vista. Prácticamente cada semana nuevas losetas saltan por los aires, convirtiendo una senda especialmente transitada en una prueba de obstáculos. Los caminantes se ven obligados a sortear socavones en gran parte del recorrido. Ni siquiera la caída sufrida el pasado verano por un niño de dos años, que sufrió heridas de diversa consideración, provocó la reacción que llevan años esperando los vecinos. No ha sido el primer accidente, pero sí el más serio hasta la fecha. «Si el deterioro sigue a este ritmo, terminará convirtiéndose en intransitable», afirma una asidua de la zona.

Aunque insiste en que el mantenimiento de la zona dañada compete al Concello, el Puerto ha colocado una serie de vallas sobre los socavones más peligrosos. «Lo hacemos por pura responsabilidad, porque vemos que el que tiene que arreglarlo no lo hace», afirma el presidente de la Autoridad Portuaria, Enrique López Veiga, que insiste en que el convenio suscrito cuando se construyó la infraestructura no puede ser más claro. «El Ayuntamiento de Vigo se hará cargo del mantenimiento y conservación de todos los tramos del paseo marítimo comprendidos entre el extremo noroeste del área portuaria de Bouzas y la punta del Molino, en Alcabre».

Por su parte, el Concello sostiene que los daños que presenta el paseo son estructurales y, por tanto, es el Puerto el que tiene que hacerse cargo de la reparación. Mientras cada una de las administraciones se hace fuerte en sus postulados, los vecinos asisten con impotencia desmoronamiento de la senda.

Misterio resuelto

Por otra parte, se resolvió el misterio de la desaparición de una de las esculturas del paseo, la de los percebes. La retiraron sin avisar operarios de mantenimiento para repararla tras comprobar que estaba ligeramente suelta, lo que llevó a pensar que había sido una sustracción.