Unzué se lleva la posesión, Abelardo gana la partida

VIGO CIUDAD

LOF

El Celta cayó en las redes de un Alavés más clarividente que cortocircuitó la medular celeste

04 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Que tener el balón supone media victoria es una gran falacia que el Celta sufrió en su piel en su paso por Mendizorroza. El control del esférico de los célticos fue apabullante, alcanzando el 73 %, pero los hombres de Juan Carlos Unzué apenas supieron hacer daño con él. Fueron víctimas de sus errores defensivos, de un Alavés que leyó mucho mejor la contienda, y de una niebla en las ideas que solo se despejó en el tramo final. Cuando ya era demasiado tarde.

El once

Pione Sisto al banquillo

 La sorpresa del once de Vitoria no fue Robert Mazan, sino Brais Méndez. El lateral eslovaco, con Hugo Mallo ausente, tenía todas las papeletas para ocuparse del lateral izquierdo, pero su entrada en el once estuvo acompañada también de la de un Brais que sentó a Pione Sisto.

David Aguilar | Efe

El danés no atraviesa su mejor momento. Parece enredado en dibujar rotondas una y otra vez, y desde las vacaciones de navidad está mucho más errático. Por eso, y porque Unzué quería fortificar la banda zurda, la apuesta fue el canterano.

La pizarra

Abelardo gana la partida

 Dos errores de bulto de la línea defensiva costaron el partido al Celta destrozaron, ya desde el inicio, el planteamiento de Unzué, que esta vez no ganó la partida a Abelardo. Porque el Alavés tuvo el choque siempre donde quiso. Fue capaz de anular el centro del campo vigués e impedir que los visitantes encontraran huecos para subir el balón o líneas de pase.

David Aguilar

Esta vez Lobotka y Radoja sí pintaron un doble pivote más a la vieja usanza, pero entre que el eslovaco no tuvo el día y estuvo muy presionado, y que el serbio no encontraba su lugar, la apuesta fue un fracaso. La intensidad alavesista funcionó como un reloj y ninguno de los jugones célticos supo deshacerse de ella.

El juego

Presión y acierto

 La inoperancia del Celta a la hora de crear fue tal durante los primeros 70 minutos, que Aspas acabó ejerciendo por ratos de quinto centrocampista bajando a buscar el balón a campo propio.

David Aguilar

La prueba más clara de que el sistema fallaba. La precisión céltica tampoco ayudó, probablemente por la buena colocación deportivista y su presión, y el resultado fue un compendio de malas decisiones, de ataques estáticos, lentos y erráticos, y, en resumen, de un fútbol fácil de desbaratar por el rival.

Los cambios

Reacción tardía

El Celta solo se encontró a sí mismo en el tramo final. Cuando Wass se vistió de lateral largo, cuando Jonny regresó al costado zurdo y se animó a centrar, y cuando Aspas hizo lo de siempre: magia. En los cambios Unzué sí dio con la tecla a pesar de que Jozabed está un punto errático y Mor inocente. El frío de Álava congeló las ideas a los vigueses, y deberán esperar otra oportunidad para intentar ganar en un campo que se le niega.

Mazan vivió su bautismo jugando 57 minutos y sin problemas por su banda

Robert Mazan vivió su bautismo como céltico sobre el gélido césped de Mendizorroza y en una tarde en la que el Celta, a nivel grupal, no estuvo bien. No fue el mejor partido para ver al futbolista, pero sí se percibió que tomó al pie de la letra las órdenes de su entrenador y evitó complicarse la vida.

David Aguilar | Efe

Mazan se afanó básicamente en tareas defensivas, dejando para Brais Méndez todo el trabajo ofensivo. Guardó bien la posición en todo momento en un costado zurdo en el que el Alavés no le apretó. Destacó su precisión en el pase, que rozó el 90 %. Comenzó el choque cortando de cabeza un balón y pronto se atrevió con un disparo lejano que acabaría siendo toda su aportación ofensiva. En el minuto 57 Unzué le retiró.

Mendizorroza no permitió ver si el eslovaco está para hacer competencia real a Jonny, pero al menos ya ha dejado al futbolista tomar sensaciones. Ahora le queda crecer.